viernes, 15 de mayo de 2009

LA MECA EUROPEA DEL ARTE SE REINVENTA

Academia de arte de Berlín
BERLÍN (ALEMANIA).-  Más grande, más caro y más sofisticado. Estos parecieron ser los imperativos del arte en Berlín a partir del 2000, cuando empezó la época de oro del mercado artístico en la ciudad, y las pequeñas galerías aparecieron como hongos por todos lados. Porque la capital alemana es una de las ciudades del mundo con más galerías de arte. Sin embargo, la crisis está cambiando los esquemas de este sector, y quizás no sólo para peor.

Surgen galerías que alquilan plazas a los artistas para que expongan sus obras y a cambio garantizan el 100% de las ganancias en caso de venta. Algunos se unen para alquilar espacios en los que exponen, trabajan y también promocionan a otros. Otras no existen físicamente en una dirección, sino que son itinerantes. Además, los 'experimentos' entran a los circuitos comerciales por la crisis también: falta dinero y hay que estar abierto a todo.

Tomemos un ejemplo. La Wir Gallery abrió hace tan sólo unas semanas bajo un pacto:nueve meses de alquiler gratis a cambio de las obras de reforma. "Tuvimos suerte de que el sitio estaba sin reformar y se nos ofrecía la posibilidad de experimentarlo sin arriesgar capital", explica Giulio Neri, arquitecto y diseñador. La idea de los cuatro miembros de esta joven asociación era la de tener un taller donde trabajar, que se financiara a través de una actividad artística, la de la galería. El espacio de escaparates que mira hacia la Boxhagener Strasse se presta a varias posibilidades: "Está abierto a gente que se propone o que invitamos", explica Giovanni Casu, pintor, "o también algún comisario artístico que quiera organizar una exposición y tiene presupuesto puede alquilar el sitio entero". La Wir Gallery también se financia a través de la organización de eventos, en los que se presentan algunas performance o cierran sus puertas con un concierto.

Según los expertos, se trata de una tendencia destinada a ir a más. Ahora se abren muchas alternativas para las marejadas de artistas de todo el mundo que vienen atraídos por Berlín y por la amplia oferta de espacios de bajo coste. Y es que lo interesante y realizable ya no depende solamente del gusto del galerista, sino también de la inventiva de los creadores.

Otro ejemplo. En Rent a Gallery (alquila una galería), en el barrio de Prenzlauerberg, se pueden arrendardesde un par de centímetros cuadrados hasta todo el espacio disponible, 170 metros. Por un cuadro de un metro de ancho, el artista debe pagar 99 euros al mes; por un metro y medio, 130, y por dos metros, 179. Todos los trámites se realizan a través de la página rent-a-gallery.com. Según contrato, en caso de venta de la obra, al artista le corresponde el 100% de su valor, es decir, no hay comisión.

También una peluquería puede ser un lugar de exposición de arte si se encuentra en la Ackerstrasse en Mitte. En Piso und Garz, un corte de pelo no es simplemente una "operación comercial impuesta por una sociedad que establece estereotipos de imagen", en palabras de las dos jóvenes dueñas (Piso y Garz), sino que es una performance artística en la que una acción diaria y común se abstrae y traslada a otro contexto, el del arte. En las paredes de este especial comercio cada mes se celebra una exposición monográfica distinta, de fotografía, pintura o escultura. La idea es poner en relación la belleza estética física y la del arte.

Con menos filosofía y más práctica, el Forgotten Bar —un espacio en Kreuzberg de tan sólo 15 metros cuadrados en el que cada día se extrena una expo distinta— ha sido celebrado por las revistas de arte alemanas por su poder "instantáneo", que a alguno les recuerda las vanguardias artísticas del principio del siglo XX.

Todavía más instantáneas y versátiles son las exposiciones de Schickeria Berlin, una galería sin sede fija. Da igual que se trate de una fábrica abandonada, de una tienda de frutas, una carnicería o un ex supermercado de la Alemania del Este, todo puede ser utilizado como espacio artístico. Schickeria Berlin invita a exponer a creadores conocidos junto a otros aún no tan vistos. El último lugar fue un lavadero de coches abandonado en la Strassburgerstrasse. Los visitantes se enteran por un mensaje de texto acerca de la nueva ubicación y los estrenos se celebran al ritmo de música electrónica con djs en directo.

Pero las iniciativas son muchísimas más de las que acabamos de describir. El visitante o inmigrante en Berlín lo que tiene que hacer es salir viernes y sábado a los lugares donde se concentran más galerías y empezar a preguntar y enterarse. Para la mayoría de los eventos no hace falta tener invitación. Se puede empezar por la Augustrasse, en Mitte, donde se concentran la mayoría de las galerías más institucionales, pero también muchas nuevas experimentales. Cambiando de barrio, hacia algo más alternativo, en la Boxhagenerstrasse, en Friedrichsein, también se agrupan muchas galerías como la Wir.


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