sábado, 2 de mayo de 2009

PARíS: RECORDAR ES VOLVER A VIVIR

EL CAFÉ DE FLORE: UN MITO DE SANT GERMAIN

Es un clásico de la capital francesa.¿Quién, habiendo pisado suelo parisino, no ha oído, al menos, hablar de este famosísimo café?

El "Café de Flore" (sí se escribe "café", en español) y su gran rival,"Les deux Magots", son los establecimientos más célebres del Boulevard Saint Germain. Ambos están situados a pocos pasos de la iglesia más antigua de París: la Iglesia de Saint Germain des Pres.

En el 172 del citado boulevard podemos ver, sobre la barandilla del primer piso, una cantidad ingente de plantas y flores, algo que verdaderamente llama la atención.

En el bajo del mismo podemos visitar este café cuya loneta sobre su puerta principal te anuncia el nombre del establecimiento con grandes letras.

¿Y qué dice la leyenda de la intelectualidad del Café de Flore?

Como su famoso rival "Les Deux Magots", el "Café de Flore" puede reclamar haber estado en el corazón del Movimiento Existencialista durante su periodo más incipiente de mitad del siglo XX. Sartre, Simone de Beauvoir, Camus y otros solían encontrarse con regularidad en sus mesas.

Por estar situado en el intelectual barrio de Saint Germain-des-Prés, cuna del existencialismo, al atravesar su umbral se puede percibir un perfume que mezcla la filosofía y personalidad que se encargó de impregnar Simone de Beauvoir, eterna compañera de Jean-Paul Sartre.

Junto a lo que ellos llamaban su "familia" se criaron entre risas, cigarrillos y café, una de las corrientes filosóficas más importantes de nuestro siglo.

El Café de Flore fue tal vez el más mítico de todos los cafés de la década de los 50 en un París revolucionado y rebelde, aunque no fue el único.

De aquí nació una de las más célebres características de todos los cafés de esta época: un color común y muy significativo, el Rojo CarmesíEste color será a partir de ahora la columna vertebral que unirá a estos locales con esta época.

¿Por qué este color? Simplemente por sus significados: Rojo Carmesí, Rojo Pasión, París ciudad de la pasión eterna y única. Rojo Revolucionario, Izquierda auténtica. Sangre, Existencia: Vida.

Otros artistas como Modigliani, Picasso y Soutine solían visitarlo con bastante regularidad.

Picasso era un poco particular. Por la noche, Picasso se sentaba siempre en la segunda mesa, frente a la entrada principal, en compañía de sus amigos españoles. No hacía nada sino beber, a sorbitos, una botella de agua mineral, además de charlar con sus amigos y estudiar a la gente que no lo miraba directamente. Su bebida terminada, sin más, volvía siempre a casa.

Pero la realidad dista cierta distancia de esta leyenda intelectual. Aún manteniendo que muchos artistas fueron visitantes del Café de Flore, la rivalidad feroz con Les Deux Magots, llevó a ambos cafés a diferenciarse en todos los aspectos, incluso en los más radicales.

En los años cuarenta la llegada del existencialismo igualó las visitas a ambos establecimientos. El Café de Flore estaba asociado popularmente a la extrema derecha, el otro, a la izquierda.

Por ello, cuando Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir llegaron a Saint-Germain-des-Prés, no tuvieron dudas y huyeron como de la peste del Café de Flore, que era el cuartel general de Charles Maurras, fundador de Acción Francesa.

Sin embargo, la presencia de la pareja atrajo a una multitud de turistas y los dos intelectuales prefirieron cruzar la carretera y no volver nunca más, aunque su decisión logró abarrotar ambos locales.

Esta fama adquirida en los años cincuenta hizo que el interior del café se mantenga casi intacto desde entonces. Está decorado en Art Decó. Los asientos siguen siendo de color rojo y los muebles y espejos son de caoba, una madera muy noble.

En el exterior, los veladores y sillas son de una calidad más común, preparados para soportar cambios de temperatura y agua de lluvia.

Una curiosidad, ¿piensan Ustedes que el nombre del café viene dado por las plantas y flores que están en su fachada? Es muy posible porque yo mismo así lo tenía pensado.

Pero la respuesta es que no. El nombre nace porque muy cerca de allí, en una plazoleta, hay una pequeña estatua dedicada a la "Diosa Romana Flora". El "Café de Flore" es, por tanto, el café de la Diosa Flora.


jueves, 30 de abril de 2009

POESIA, PORQUE NO.

Entre Vallejo y yo 

Juan Mauel Oliva, Bayamo. Cuba
 

Sólo tengo ya la duda y la noche

Dios inerte a la soledad me lanza

y en la tierra no recojo mi labranza

de esos tiempos solo llega ya el reproche 

me ha dado una soga y el derroche

de un palo que en mis carnes se abalanza

se hunde tenue, doloroso y la esperanza

taciturna y sin vuelo rompe el broche 

de un pacto que se gasta con esmero

aún con miedo, orfandad o luz del día

del misterio y su imagen ya no espero 

a un dios muerto que no empuja el velero

no seré más tu olor ni la entropía

ni tendré ya París con aguacero.

miércoles, 29 de abril de 2009

LA PIRATERÍA NO ES SOLO EL PROBLEMA DE LA EXPERIENCIA DE IR AL CINE


tomado de BOGDECINE/ Escrito por Antonio Toca

La ministra Sinde cree que el paulatino descenso en el número de espectadores que van a las salas de cine en España se debe a la piratería. Incluso tiene la convicción que las descargas en Internet son la causa y efecto de esa tendencia negativa, y lo que es peor, que afectan en alto grado a que el cine español sea poco visto. Aquí, antes de entrar a repasar el resto de los problemas que tienen que ver mucho más que la manida piratería, me hago una par de preguntas: ¿qué pasaría si las películas que no son rodadas en español se viesen en su idioma?, ¿se verían las películas españolas beneficiadas en la asistencia a las salas donde se proyectasen? Pues eso.

Volviendo a la razón de ser de esta entrada, encuentro un estudio realizado en siete ciudades americanas y tres europeas a cargo de PA Consulting y la Motion Picture Association of America, donde se indica que el descenso global en la asistencia al cine no sólo es consecuencia del resultado de un contenido pobre, sino que es una combinación donde la experiencia de ir al cine se ha vuelto no satisfactoria, y que además, se ha incremento la competencia entre las opciones de ocio que escoge el consumidor para compartir su tiempo y su dinero.

Por tanto, conviene fijarse en lo que supone de verdad a día de hoy la experiencia de ir al cine, porque es ahí donde encontraremos enumeradas las 10 razones que están causando la muerte del cine, historias y marketing de las películas a un lado. Una evidencia, la piratería ocupa el último lugar de la lista. ¿Y las otras nueve?

De primer lugar a último, tenemos:

  • Las pantallas planas y los televisores de gran tamaño que hacen parecida la experiencia de ver una película en una sala
  • La alta definición y la calidad ofrecida.
  • El Timeshift o que la gente quiere ver lo ella quiera y cuando quiere.
  • El catálogo disponible cada vez mayor de películas en vídeo bajo demanda.
  • El importante apartado de los precios, ya que ver una película en casa supone 2/3 de lo que cueste la entrada del cine.
  • Mascar haciendo ruido, con idiotas sorbiendo coca cola, rebuscando en las palomitas con ganas, y escuchando el crujir de los envoltorios de los caramelos.
  • Los móviles, con los tonos sonando de los móviles no apagados o puestos en silencio, viendo sus pantallas iluminadas 10 filas delante.
  • Las conversaciones entre gente que no respeta el silencio de los cines, se están dando con más frecuencia durante las películas.
  • La calidad media de las películas, que por lo general ahora mismo espobre (se apunta en el estudio que si Slumdog Millionaire ha recibido el Oscar a la mejor película, algo falla.
  • Por último, la piratería, por la facilidad con la que se puede tener, copiar y distribuir.

¿Qué conclusiones sacamos de estas razones? Todo apunta a lo que se ha convertido la experiencia que supone ir al cine. Es decir, que haya menos gente dispuesta a ir a las salas, tiene más de componente social que echarle la culpa a la descarga de películas a cargo de los espectadores. Eso no supone que luego no vayan al cine, porque no implica que una película conseguida por un medio alternativo, suponga al final una entrada vendida. Nadie está en la mente del espectador. Simplemente, y conviene que la ministra Sinde también lo valore, es un problema social que afecta a la experiencia vivida, y está por lo general, suele estar llena de inconvenientes, ser poco confortable o satisfactoria y cara.

METRO DE PARIS: RECORDAR ES VOLVER A VIVIR


UN RECORRIDO CULTURAL POR EL METROPOLITAN DE PARIS

POR  Por ISABEL SANCHEZ (SOITU)

No es el más antiguo del mundo, ni el más extenso, ni (a pesar de los esfuerzos de la RATP —consorcio de transporte en la Île de France—) el que mejor funciona; pero todos sus usuarios coincidimos en que tiene un encanto que envidia el resto de metros. Y esto lo notas enseguida, antes de entrar. Sus características bocas de metro en hierro forjado estilo 'art nouveau' han hecho del 'métropolitain' un emblema de la ciudad, que aún conserva 86 de las entradas originales que Guimard diseñó en 1889, antes de su apertura.

Una vez dentro del subterráneo, el impacto estético continúa. Es cierto que el estilo definido en sus comienzos no ha logrado conservarse a lo largo de todo el trazado, y el resultado es que nos vamos encontrando con la publicidad y la suciedad que se espera de un metro de gran ciudad. Pero lo que no esperamos son las sorpresas decorativas de algunas de sus 300 estaciones en uso.

La primera en ser "disfrazada" fue Louvre, que ya formaba parte de la primera línea abierta en 1900. Fue en 1968 cuando la ahora Louvre- Rivoli empezó a exponer en sus muros réplicas de las más conocidas obras de arte del museo que le da nombre. La estación de Varenne (línea 13) sigue su ejemplo y hace lo mismo con las obras del cercanomuseo Rodin. Arts et Metiers sorprende al viajero sumergiéndolo en un mundo de ciencia ficción inspirado en Julio Verne. El dibujante belga de cómics François Schuiten la vistió de este modo, ofreciéndonos un viaje alternativo en cada ojo de buey de sus muros. No olvidéis asomaros, ¡todos son distintos!

Otras estaciones de las llamadas "culturales" son Bastille (línea 1), cuyos muros conmemoran el bicentenario de la Revolución Francesa; Bonne Nouvelle (líneas 8 y 9), de ambiente cinematográfico; Cluny-La Sorbonne (línea 10), consagrada a los escritores del Barrio Latino o Parmentier (línea 3) que nos explica la historia de ¡la patata! Y muchas más...

La Gare de Châtelet-Les Halles sorprende siempre, aunque no por su decoración. Se trata dela estación subterránea más grande del mundo y es el nudo central del transporte en Île de France. Con cinco líneas de metro y tres de RER (el expreso regional parisino) ve pasar cada día a más de un millón de usuarios apresurados. Cintas transportadoras al estilo de un aeropuerto facilitan la movilidad por los interminables pasillos de correspondencia. Quizás lo más difícil aquí es encontrar el cartel de dirección correcto en su enorme hall, por lo que es muy normal cruzarte con miles de turistas confundidos a lo largo del día. Los pintorescos PILI ayudan en estos casos. Son mapas del trazado de metro que con pequeñas bombillas iluminan la ruta a seguir con sólo pulsar la estación de destino. Empezaron a funcionar en los años 30 por lo que ya no encontramos muchos. El equivalente actual es la web de la RATP que, si bien no tiene ese encanto, es una especie de oráculo para los viajeros que desde su móvil la consultan cada día.

Pero perderse en las entrañas de este suburbano no tiene por qué ser un drama: son muchos los músicos de todo tipo (acreditados o no) que encuentras en pasillos y andenes, haciendo agradable tu vuelta al camino correcto. Hasta hace poco, los usuarios del metro parisien pudieron votar por su favorito en un concurso musical que ha llevado a Alex Balduzzi, el ganador, al escenario de un club de moda parisino.

Encanto aparte, el metro de París es rápido y seguro. Las esperas en el andén no superan los dos minutos en hora punta y se trabaja para evitar los accidentes que en algunas ocasiones dificultan su funcionamiento normal. La línea 14 es el mejor ejemplo de lo que se espera que sea el subterráneo en un tiempo. También conocida como Météor (Métro Est-Ouest Rapide), la 14 se conduce sola (si subes al primer vagón te sentirás como un auténtico conductor de metro) y las estaciones a las que sirve cuentan con un dispositivo de puertas automáticas en los andenes que impide caídas o suicidios. Toda la línea tiene un aire futurista donde espacio y la transparencia conviven con algunas sorpresas, como el exótico jardín integrado en la Gare de Lyon.

Hemos dicho que París tiene 300 estaciones en las que apearnos, pero lo cierto es que los puntos preparados para el descenso son 384. Estaciones que dejaron de usarse o que ni si quiera llegaron a abrirse son las que se conocen como stations fantômes (fantasmas).Algunas pueden verse desde los vagones; otras, como Haxo ni siquiera cuentan con accesos desde el exterior. Todas despiertan la curiosidad y estimulan la imaginación de los parisinos, que las han convertido en carne de leyenda.

Quien es ya, indiscutiblemente, una leyenda del metro de Paris es el lapin du métro parisien,un conejito rosa que en pegatinas adheridas a las puertas advierte desde 1980 (en varios idiomas) del peligro que supone acercar tus manos a la mismas. Dirigido en un principio a los niños, tiene fans de todas las edades y no es raro, en los comienzos del curso escolar, encontrar algún novato de las Grandes Écoles parisinas luciendo sus orejas largas y rosas.

Además de ser la mejor forma de moverse por la ciudad, el métropolitain ofrece muchas sorpresas a los viajeros. Con sólo un plano y un poco de 'attention à la marche en descendant du train' (el 'Mind the Gap' parisino) el desplazarse de un sitio a otro resulta fácil, ecológico y hasta divertido.

LA MUERTE DE LAS TELEVISIONES

Por Joan Majó, ingeniero. Ex ministro de Industria (EL PERIÓDICO, 25/04/09):

Existen tres formas de ver televisión. La del pasado (pasiva), la del presente (semiactiva) y la del futuro (interactiva). La primera, que algunos no han conocido, tenía muy pocas cadenas disponibles y no disponía del mando a distancia. Encendías el televisor, te sentabas en el sofá y mirabas “lo que hacían” (en Madrid dicen: “A ver que nos echan hoy…” ). Si no te gustaba, te levantabas, pasabas a otro canal y, en último término, lo apagabas. En el sistema actual, tenemos bastantes más canales gratuitos, una gran herramienta (el mando a distancia) y una guía de programas en el diario. Ello permite cómodamente seleccionar lo que se prefiere y buscarlo de forma fácil, sabiendo la cadena que lo emite.
En el futuro, será muy diferente. La digitalización permite aumentar hasta unos 50 el número de canales gratuitos, permite ver un programa en la pantalla del televisor, en la del ordenador o en la del teléfono móvil. Y, principalmente, permite introducir en cualquier punto de la red “almacenes digitales” (discos duros, de bajo coste y gran capacidad), de modo que los programas estén automáticamente guardados para poder verlos en cualquier momento. Será verdad que se podrá ver “lo que tú quieras, en el lugar que quieras, en la pantalla que quieras y en el momento que quieras”. Esto puede cambiar radicalmente los hábitos de consumo de los productos audiovisuales, especialmente porque no tendremos que elegir entre lo que en un momento concreto están emitiendo las cadenas, sino que seremos nosotros los que decidiremos lo que nos gustaría ver y, con el nuevo mando o desde el ordenador, lo pediremos y lo encontraremos inmediatamente en la pantalla elegida.
Esto no es el futuro, sino algo que hoy ya cuenta con muchos usuarios. Mucha gente ve 
Polònia en el televisor a la hora en la que TV-3 lo emite, pero muchos lo ven en la pantalla del ordenador, a través de TV3.cat, o del 3cat24 o del 3alacarta, cuando les apetece. Y los más avanzados (los que ya tienen instalado un descodificador digital inteligente) también pueden verlo en el televisor cuando lo desean. Esto es ya el presente. El futuro es la progresiva extensión de este sistema, a medida que los aparatos electrónicos sean de más fácil uso y que la población, ahora joven, vaya siendo mayoritaria. No significa que desaparezca la costumbre actual, más pasiva, pero sí significa que podremos optar entre uno y otro, en función del momento o las preferencias personales.

EN PARALELO, se abre un debate sobre la publicidad en las televisiones, especialmente en las públicas, debate que no tiene nada de raro porque el enorme incremento de cadenas que han aparecido en estos últimos años hace muy difícil la financiación adecuada de todas ellas. Me gustará entrar en este debate, a fondo, en cuanto sea posible. De momento, advierto de que el debate que empieza a promoverse, especialmente por parte de algunos grupos privados, pero también a partir de algunas reacciones gubernamentales, es un falso debate. Se discute como si dentro de cinco años el escenario en el que se va a encontrar el sector audiovisual fuese el mismo que el actual, o sea, el que yo he bautizado como de consumo semiactivo. No entender el cambio que se está produciendo es un gran error que puede invalidar muchos de los argumentos que se utilizan y, por tanto, puede convertir en inútiles muchas de las soluciones que se plantean.
Cuando la digitalización se complete y sea mayoritario el consumo interactivo de televisión, se van a producir tres consecuencias: la muerte del televisor, la desaparición de las cadenas de televisión y el cambio total del negocio de producción y de distribución de audiovisuales. Vamos por partes.
No compraremos televisores (o sea, un aparato con una pantalla, unos altavoces, un sintonizador, un selector de canales, y algunas otras cosas… ). Compraremos una pantalla que colgaremos de la pared o pondremos encima de una mesa. Los altavoces no vamos a necesitarlos porque ya tenemos unos altavoces del equipo de música, con una sonoridad muy superior. El sintonizador y el selector los tendremos separados, en el descodificador o quizá incorporados en el ordenador. Ha muerto la 
caja que hemos llamado televisor.

MUCHO MÁS importante que esto: no habrá canales de televisión. El canal sirve para saber por dónde nos llega un programa y a qué hora nos llega. Un canal es una frecuencia que corresponde a un botón en el mando y es una lista de programas con horario. Sabiendo qué botón tenemos que apretar y a qué hora, tenemos acceso a lo que queremos. Este sistema es caduco; todos los contenidos estarán almacenados en la red una vez emitidos en directo (o incluso antes ) y podremos pedirlos y recibirlos cuando queramos.
En este escenario, que no será exclusivo porque seguirán habiendo emisiones en directo, las reglas del juego cambiarán. El negocio de los que se dedican a producir y distribuir contenidos audiovisuales debe enfocarse en términos diferentes a los de ahora. Y hay que plantear de nuevo cómo habrá que financiar todo el coste de creación, producción y distribución.
Discutir apasionadamente cómo se reparte el pastel publicitario y las subvenciones públicas, como si las cosas tuviesen que seguir igual que hasta ahora, me lleva a pensar en que se están repartiendo el arroz de la semana pasada cuando resulta que la semana que viene no habrá arroz, sino garbanzos.

martes, 28 de abril de 2009

MIDIENDO LA FELICIDAD DEL MUNDO

FrowningSmile es una curiosa web en la que se mide la felicidad y la tristeza en diferentes paises y en el mundo, en general.

La web muestra estadísticas del último mes tanto para todo el mundo como desglosado para varios paises. También aparece un ranking para que veamos en que lugares son más felices hoy. De momento solo hay datos de 22 naciones pero aseguran que irán aumentando este número.

Los datos se calculan a partir de las palabras utilizadas en los blogs y en las cuentas detwitter y se actualizan una vez al día. No hace falta decir que los resultados resultan un tanto aproximados y no se deben tomar decisiones importantes a la vista de ellos. Más bien se trata de un “divertimento” curioso. La verdad es que no dejo de sorprenderme por las cosas que se les ocurren a algunos.

Vía: wwwhat’s new
Web oficial: 
FrowningSmile

EPIDEMIAS QUE YA HEMOS VISTO EN EL CINE

Por ALBERTO MORENO (SOITU.ES) 

La Alerta ya es de nivel 4. Casi tan cinematográfica como un DEFCON o un estado de alarma. Sin saber por qué, esos códigos nos traen a la cabeza a un Sean Connery algo talludito y de mente despejada portando un fusil de asalto o a un Keanu Reeves corre que te corre. Las fronteras están abiertas y no parece que se vayan a cerrar porque el daño ya está hecho, el virus porcino campa a lo ancho del mundo como en una trama diseñada por Robin Cook.

Golosas han sido para el cine siempre las tramas de humanidad en peligro. Son terreno abonado para que el héroe dé salida a todo su torrente imaginativo y optimice tiempo y recursos. Antes de los títulos de crédito suelen llegar el antídoto y las palmaditas en la espalda porque el malvado lunático ha sido pillado in fraganti antes de soltar su veneno mortal en el río Támesis. De película. No conviene frivolizar, así que nos limitaremos a hacer un recorrido cinéfilo/turístico por algunos de los países que ya han localizado casos de esta mediática enfermedad entre su población.

No hay demasiado que rascar en México, el país de origen y más afectado, al menos en cuanto a producciones recientes; últimamente la zona cero de la infección se especializa en dramas urbanos. Lo que sí podemos hacer es pararnos en uno de sus directores más internacionales, Robert Rodríguez. Corría 2007 y tanto él como su socio Tarantino pensaron que sería buena idea parir una 'grindhouse' (doble sesión de cine B) entre ambos. La del director de 'Kill Bill' tendía al clasicismo (a su clasicismo), pero la del pinche Rodríguez fue un desmadre lleno de zombies devoradores enfermos de un virus manipulado por mafias del ejército. No quedaba títere con cabeza en la descalabrada 'Planet Terror'.

El primer avión de este tour nos lleva cerquita, a Colombia (12 sospechas contabilizadas hasta el momento), patria de Gabriel García Márquez. Más concretamente, a Cartagena de Indias, ciudad donde se especula que tiene lugar la acción de 'El amor en los tiempos del cólera'. Corren los albores del siglo XX y Florentino Ariza (Javier Bardem) descubre las bondades de la incandescente Fermina Daza (Giovanna Mezzogiorno). La madre del protagonista se cree que ha bebido agua de un charco y que se ha infectado como todos los demás pero lo que a él le pasa es que tiene el corazón partío.

Bajamos un poquito más y nos vamos a Brasil (12 sospechas), país que comparte lengua con Portugal y que financió la adaptación del Nobel Saramago: 'Ensayo sobre la ceguera' pasó a llamarse 'Blindness' ('A ciegas' aquí) en manos del director de 'Ciudad de Dios' (Fernando Meirelles). Es la más actual que tocaremos y trata de una epidemia repentina que causa una ceguera lechosa en toda la población mundial sin detonante visible. Tal catástrofe sirve como catalizador a protagonistas para sacar a la luz lo más podrido de su interior.

Cruzamos el charco y nos vamos a España, que es la puerta de entrada de la crisis porcina a Europa y el país donde vivimos. La verdad es que no somos mancos en este género. Haceos cargo de lo bien que se nos da que hasta los yanquis se fijaron en '[REC]', la espeluznante cinta de Jaume Balagueró y Paco Plaza, para hacer su remake, 'Quarantine'. Esta no fue ni mejor ni peor que la protagonizada por Manuela Velasco, fue un calco. PD: Habrá segunda parte.

Pero las cosas no acaban ahí, porque Juan Carlos Fresnadillo, canario nominado al Óscar en 1996 por 'Esposados', fue fichado por Danny Boyle ('Slumdog Millionaire') para darle el relevo en '28 semanas después', secuela de la peli de zombies que él mismo dirigiera en 2002. Con eso ya cubrimos Gran Bretaña, que en el momento en que seescriben estas líneas cuenta también con 12 posibles infectados.

Una barca a remos nos lleva a través del Mar del Norte hastaSuecia (al menos cinco sospechas), donde el desaparecido Ingmar Bergman jugó una tétrica partida de ajedrez con la muerte en 'El séptimo sello'. Bueno, no fue Bergman en el sentido más estricto de la palabra, sino su actor fetiche Max Von Sydow, que a su vuelta de las Cruzadas, con el país asolado por la peste, tenía que vérselas con la dama de la guadaña y ganarla en ingenio.

Hacemos parada ahora enAlemania (cinco casos en observación) para fijarnos en dos directores oriundos de allí pero importados por Hollywood. El primero, Wolfgang Petersen, arrasó por medio del ejército norteamericano (en la ficción) una población de Zaire afectada por el ébola para luego darse cuenta de que un mono portador viajaba en barco a los 'States'. La peli se llamó 'Estallido' y fue un boom de taquilla en el 95. El segundo realizador, Oliver Hirschbiegel ('El hundimiento'), se comió los mocos junto a Nicole Kidman (ya un poco mal retocada) y el nuevo James Bond en la inadvertida 'Invasión'. El virus era alienígena; la peli, también un poco.

Nuestro último destino europeo es Italia, donde de momento, y por suerte, sólo se ha registrado un posible caso en Módena. Pues bien, a muy poquitos kilómetros, en Venecia, Luchino Visconti adaptó de manera casi muda al genio Thomas Mann y a su novelita 'Muerte en Venecia'. El protagonista, un compositor alemán moribundo y consumido de amor (por un efebo), como el Florentino de García Márquez, ve cómo se apaga su vida del mismo modo que la ciudad, invadida de nuevo (como en el caso del colombiano) por el cólera.

No podíamos acabar este viaje sin tomar un vuelo trasatlántico de vuelta a los Estados Unidos —segundo foco más afectado y cuna mundial del cine catastrófico— a modo de broche. Lo más destacado de su contribución lo hallamos en forma de fábula apocalíptica made in Terry Gilliam. El ex Monty Python alumbró en 1995 '12 monos', una de sus más lúcidas obras y 'remake' de 'La jetée', la cual nos hace poner la vista en Francia (cinco casos), que nos la habíamos saltado. Tanto en una como en otra los viajes en el tiempo son parte fundamental de la trama. Centrándonos en la de Gilliam, Bruce Willis es el preso que viaja al pasado para conseguir una muestra del virus que ha reducido la población mundial a un 1% en un intento de que el futuro tenga futuro. Por lo visto, detrás de la epidemia mortal anda un grupo terrorista capitaneado por un psicótico y despeinado Brad Pitt.

Más virus trajo Lawrence Kasdan en 2003 con 'El cazador de sueños', la adaptación de una novela de Stephen King que mezclaba extraterrestres con humanos dotados de poderes paranormales. Una especie de musgo alienígena se adhería a tu cuello para después producir diarreas tan explosivas y mortales que hasta la milicia se tenía que meter por medio. En el reparto destacaban Morgan Freeman, Jason Lee y Timothy Olyphant, pero tanta fantasmada no convenció a casi nadie.

¿Que ambas os parecen demasiado futuristas? Aquí va una vacuna en blanco y negro —porque también el clásico en nos ha traído enfermizos ejemplos—: 'Jezabel' fue la respuesta de Warner a 'Lo que el viento se llevó'. Se estrenó antes que su rival pero eso fue porque la odisea de Victor Fleming tardó la vida en rodarse. Bette Davis es una arpía de cuidado que hace la vida imposible a su prometido Henry Fonda. (OJO, SPOILER). Una vez apartado de su lado y casado con otra, ella decide machacarle sin piedad, pero, al contraer él la fiebre amarilla, Jezabel encuentra la catarsis y se monta en la caravana de los infectados para acompañarle sabiendo que se enfermará. Es el amor, que puede con todo.

CINE ALEMÁN

'Un conejo sin orejas', comedia romántica a la europea

Beatriz Maldivia

‘Un conejo sin orejas’ (‘Keinohrhasen’, 2007) es una comedia romántica escrita, dirigida y protagonizada por Til Schweiger (‘Malditos bastardos’), que se estrena el 30 de abril.

Ludo Dekker es un periodista de un “tabloide” berlinés que recibe la orden judicial de pasar 300 horas de servicios sociales en una guardería. La profesora, Anna, sorprende a Ludo diciéndole que le conoce, pero él no logra recordar. Al final, ella le refresca la memoria: cuando eran pequeños, él se metía con ella y la convertía en el centro de las mofas y abusos escolares. Anna odia a Ludo, pero él es tan guapo que ella no puede mantener el rencor durante mucho tiempo.

Quizá sea su origen europeo lo que hace que este film tenga una estética más elegante que la de otros del mismo género, aunque por otro lado, también se le detecta una fotografía más agradecida que la de muchas producciones alemanas. 

Los intérpretes, tanto los principales como los secundarios, están muy bien en sus papeles, pero está claro que Til Schweiger es la estrella. Nora Tschirner, en el papel de Anna, le da la réplica con una ingenuidad que consigue empatía, si bien quizá se pasa de la raya.

El género de la comedia romántica no se basa precisamente en contar historias novedosas o en introducir giros de la trama que sorprendan. Por ello, carecería de sentido esperar que una de estas películas se distinguiese por esos motivos. Lo que sí hay que pedirle, y eso es lo que realmente resulta difícil de encontrar, es que funcione, es decir: que sintamos la química entre los personajes y estemos pendientes de ver el devenir de esa historia de amor… Y ‘Un conejo sin orejas’ funciona en todo ello.

Hacia el final, el avance se paraliza y la historia, que está ya cantada, tarda algo más de lo necesario en resolverse. Por otro lado, la verosimilitud se pierde también hacia los últimos minutos, donde va resultando cada vez más difícil creer que un hombre como Ludo esté enamorado de alguien como Anna. El personaje de ella, sumamente pringado, puede ser exagerado e irreal, por ello habría sido interesante que sufriese una evolución y que ésta conllevase una transformación del patito feo en cisne, pues el film pide a gritos un momento de este tipo. Sin embargo, no se hace nunca, probablemente porque Schweiger se lo toma como una declaración de principios: él se tiene que enamorar de ella, a pesar de su físico.

El otro aspecto que busco en una comedia romántica es que sea, en efecto, comedia. Porque muchas veces este apelativo es un cajón de sastre donde meter cualquier cosa que no tenga un tono definido. ‘Un conejo sin orejas’ respira un humor que encaja con su estilo delicado, sin por ello quedarse en lo mojigato de las cintas llamadas familiares. Son buenos los chistes sobre el mundillo del cine y del periodismo y muy curiosos los cameos de los actores reales, especialmente el que abre la película, conJürgen Vogel, protagonista de ‘La ola’ (‘Die Welle’).

Tiene mucho mérito que una película plagada de niños –los hijos del director— y que transcurre en su mayor parte en una guardería, no sea insoportable por la lata que podrían dar los monstruitos, ni tampoco moralista, por la lección acerca de la paternidad que se extraería si fuese un film norteamericano. Emma Schweiger, una de las pequeñas, protagoniza algunas de las escenas más simpáticas.

‘Un conejo sin orejas’ es la posibilidad de recuperar el género de la comedia romántica, tras tanto producto basura estadounidense, que se aprovechaba de la etiqueta para mezclar lo mismo de siempre sin gracia, ni fuerza, y con mensajes aleccionadores de lo más irritantes. Gracias a su factura europea, la película es más vistosa que las mencionadas ydemuestra mucha frescura con respecto a ellas. Merece la pena para cualquier persona a la que le guste este género.