sábado, 7 de febrero de 2009
SENEL PAZ SOBRE LOS 39 DE BOGOTÁ
Desde hace rato venía oyendo hablar de Bogotá 39 y me atraía esa iniciativa del Hay Festival acogida por la Alcaldía Mayor de Bogotá que señala a un grupo de 39 latinoamericanos menores de 40 años como la avanzada de la literatura que viene. Entre ellos figuran nombres como los de Jorge Volpi o Junot Díaz, pero me interesaban más los desconocidos y despejar cuánto de publicidad y trigo podía haber en la propuesta. Finalmente se presentó la ocasión de un acercamiento con la visita a La Habana de tres de los 39: Álvaro Enrigue, de México; Eduardo Halfón, de Guatemala; e Iván Thays, de Perú, quienes llegaron acompañados por Cristina Fuentes, coordinadora del Hay Festival, su ayudante Izara García, la periodista colombiana Cristina Gómez y el fotógrafo de escritores Daniel Mordzinski.
El primer encuentro con el público fue al día siguiente en la sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y no resultó como esperábamos. La convocatoria había sido abierta, pero concurrieron sobre todo escritores jóvenes. Un grupo como el de Bogotá 39, promovido por muchos medios como el que “define las tendencias que marcarán el futuro de la literatura latinoamericana”, despierta recelos en los demás escritores pero aún más en Cuba porque aquí las exigencias literarias son altas, y las operaciones mediáticas y de mercado tienen menos peso. Hay también cierto encono porque quienes solo publican en la Isla son ignorados en este tipo de evento y eso a todos nos parece injusto y a algunos los irrita. Sin duda, entre nosotros existen escritores, editores y críticos literarios de tanta valía como en cualquier otro país de habla hispana. Lo demuestra el propio grupo Bogotá 39 en el que figuran cuatro cubanos: Ronaldo Menéndez, residente en España; Karla Suárez, residente en Francia, y Ena Lucía Portela y Wendy Guerra que viven en La Habana. Todos fueron formados en la Isla y publicados y premiados aquí con anterioridad, pero para Bogotá 39 fueron considerados como propuestas de las editoriales que los editan, premian y promueven en Europa.
Algunos narradores nuestros han obtenido este año el Premio de la Crítica con libros publicados por nuestras editoriales, pero sus nombres ni siquiera llegaron al jurado porque las editoriales y críticos residentes en la Isla no son tenidos en cuenta, lo mismo que si no existieran. Claro que los escritores que nos visitaban no tienen responsabilidad alguna en nada de esto, pero era a ellos a quienes el público tenía delante y a quienes iban a exigir una demostración contundente de que Bogotá 39 es algo más que oropel y fanfarria. Por desgracia, se retrasaron en el almuerzo y llegaron con media hora de atraso a la cita y ya esto se interpretó como pose de estrellas de televisión. Pero tampoco tenían culpa esta vez. No les habíamos facilitado transporte y cuando terminaron de comer tuvieron que salir a la calle a arreglársela como fuera.
A continuación, deben haber seguido el mismo guión que en otros escenarios, concebido para un público más general al que tal vez desean mostrar, con un poco de desenfado, que los escritores no son unos petardos. Pero aquí la audiencia era de profesionales y eso no era necesario. Todos coincidieron en dejar claro que entienden Bogotá 39 únicamente como un grupo de amigos que escriben y se leen entre sí y como una oportunidad de promoción que les cayó del cielo porque no se apuntaron a ella ni la buscaron. No derivan de la experiencia, dijeron, ninguna conclusión literaria: ni grupo, ni pos-pos-boom, ni “avanzada que define las tendencias que marcarán el futuro de la literatura latinoamericana”, ni nada de nada. Lo repitieron tantas veces que a todo el mundo debió quedarle claro y no hay razón para no creerles. Cuando llegó la lectura, momento clave porque nos colocaba frente a la obra y, por tanto a la verdad, el resultado tampoco fue el mejor. Leer en Cuba es venir a bailar a casa del trompo. El escritor cubano, por regla general, lee muy bien porque está entrenado, y el público no lo está menos. Los visitantes, en cambio, lo hicieron sin la concentración necesaria, y ya inquietos porque a estas alturas comprendían que el público no estaba a su favor. Ni siquiera eligieron textos adecuados.
El cuento de Iván Thays, del que solo leyó fragmentos, decisión fatal, en su voz no resultó fácil de seguir. Sin embargo, cuando lo lees en la antología que nos dejaron, no puedes sino admitir que, de existir una “avanzada que marcará el futuro de la literatura latinoamericana”, Iván formaría parte de ella con todo derecho. Igualmente interesantes son en la antología los cuentos de Álvaro y Eduardo. Este último, con quien conversé más, me impresionó como un hombre que se acerca a la narrativa y a la vida desde la poesía. En todo caso, una lectura, un texto y una tertulia desafortunada, no alcanzan para llegar a conclusiones respecto a un autor.
Pero la lectura en la UNEAC no era la esencia de la visita ni tampoco el objetivo. Álvaro, Eduardo e Iván no vinieron a impresionarnos como escritores ni a pavonearse como hombres de éxito por las calles de La Habana. Para quien quiera leerlos y juzgarlos, dejaron libros y sus fichas bibliográficas. Vinieron como amigos, atraídos por nuestra cultura y nuestros mitos, a conocernos, a hablar con nosotros sin intermediarios de izquierda o de derecha, a formarse una idea propia de la luz en el malecón o del andar de los habaneros del que tanto han leído y oído hablar. Y todavía a algo más simple: a visitar a una amiga que a su vez quiso compartirlos con los demás y ampliar a nosotros su experiencia. Vinieron para conocer los nombres y las obras de las que los medios y las editoras internacionales no les hablan, de las que Bogotá 39 no hace promoción. No llegaron como inspectores políticos ni sociólogos y mucho menos como fanáticos de la Revolución ni a darnos un apoyo ni a negárnoslo. Tampoco vinieron a hacernos un favor con la visita ni a que se la agradeciéramos, sino por sus propias motivaciones y curiosidad. Fueron respetuosos, cumplieron el programa que les preparamos, escucharon con paciencia nuestras historias, indagaron otras por su cuenta, y se llevaron muchos, muchos libros y películas y discos y direcciones de gente. Visitaron el Instituto Superior de Arte y la galería Villa Manuela, almorzaron en La Guarida, en la misma mesa que la reina de España, cenaron con más de 40 escritores y artistas en la Fundación Ludwig, vieron películas de los nuevos realizadores, conocieron a Antón Arrufat y a Reina María Rodríguez, compartieron una “excursión a Vuelta Abajo” con Jorge Ángel Pérez, Ángel Satiesteban y la actriz Sheila Roche,caminaron por la Habana Vieja al libre albedrío, visitaron el pueblo de Los Palacios en Pinar del Río y un campamento de los artistas que ayudan a los damnificados por los ciclones a reconstruir sus casas; vieron bailar rumba, orinaron en nuestros baños públicos, degustaron una “cena dirigida” en un restaurante estatal, conversaron con Pedro Pablo Oliva y disfrutaron de su obra, hojearon libros que pertenecieron a Dulce María Loynaz y se sentaron en muebles de su casa, dialogaron hasta el cansancio con escritores y artistas pinareños en una charla esta vez amena y chispeante que condujo con gracia sin par Gleyvis Coro, escucharon a algunos de los mejores músicos de jazz de Cuba, viajaron en almendrones, panataxis y yutones, fueron a la Casa de las Américas, disfrutaron de la exposición antológica de Arte Cinético que allí se exhibe, se pagaron los tragos y demás gastos, y fueron retratados y retratados y retratados por Daniel Mordzinki, todo esto en dos días y medio. Hicieron tantas preguntas como quisieron, creyeron unas respuestas y otras no, y es de suponer que se hayan marchado con más interrogantes y dudas que con las que arribaron. Y lo mismo puede decirse de Cristina, Izara y la periodista Catalina Gómez, que trataba de descifrar algunas claves comparando a Cuba con Irán.
No eran invitados oficiales ni nadie los empujó a venir, pero vinieron, y es un gesto que debemos reconocer, cuando menos, porque viajar a Cuba o tener amigos en Cuba ha devenido un acto a contracorriente y, sobre todo, fuera de moda. Se necesita una dosis de valentía e independencia para comprar el billete, porque te expondrás a críticas y hasta a insultos. Algunos, en nombre de la democracia y de la “solidaridad” con el pueblo cubano, hacen lo mismo que critican: no dan permiso de viaje para visitar Cuba. Y también habría que agradecerles por otras razones con las que no tienen nada que ver: la falta de intercambio y debate con nuestros iguales está hundiendo al intelectual cubano en una soledad que nos empobrece y debilita cuando estamos dentro del rin y nadamos dentro del agua, y por tanto, nos encontramos en el mejor de los sitios para dar al país no solo una obra sino también un ejercicio de inteligencia y reflexión que ayude a despejar caminos. Exigirle a alguien, para compartir con él un café, editarle un libro, publicarle un artículo o invitarlo a un evento, que abandone su país o adopte determinadas posiciones políticas o ideológicas no es una lección de democracia. Necesitamos preguntas, cuestionamientos, debates, confrontar nuestros argumentos y puntos de vista, tomarnos el café y compartir bromas y chismes literarios. Corremos el riesgo, de tanto mirar nuestro propio ombligo, de creer que los 39 de Bogotá’39 debían ser cubanos. Nadie se hace socialista por venir a Cuba, como tampoco uno se adscribe al PRI o al PAN cuando visita México ni se fanatiza por Uribe o las FARC cuando va a Colombia o se enamora de Esperanza Aguirre cuando viaja a Madrid. Si vuelven, quizá encuentren algunos desaires e incomprensiones, pero también amistad y… lectores.
La Habana, 1ro. de febrero de 2009.
LA LIBERTAD SE ESCONDÍA EN UN CARTEL DE CINE

En tiempos de censura, el ingenio es el único camino para vencerla. En la Checoslovaquia comunista, la experimentación artística estaba totalmente vetada. ¿Se rindieron los creadores? No. Buscaron nuevas vías, un nicho para innovar y se refugiaron en los carteles de cine, un género ninguneado por las autoridades.
La Academia de Cine, con la colaboración del Centro Checo de Madrid, les rinde homenaje con la exposición Espacios de libertad: Los carteles de cine checos bajo el telón de acero, un repaso por algunas de sus creaciones más relevantes que tomará su sede madrileña entre el 16 de febrero y el 18 de marzo.
A lo largo de treinta años, entre 1959 y 1989, destacados artistas gráficos aplicaron al cartel cinematográfico las herramientas de expresión más modernas (collages, fotomontajes, extracciones, ensamblajes), inspirándose en el arte pop y la fotografía moderna.
Carteles de cintas españolas como Cría cuervos, Tristana o El verdugo muestran que los artistas checos no se conformaron con acatar la censura. Ante la imposibilidad de unirse a las vanguardias artísticas sobre el lienzo, volcaron su creatividad en los carteles.
Para el gobierno eran inofensivos, un material perecedero, así que los artistas aprovecharon su indiferencia y su capacidad de conectar con el público. Ante el inexistente mercado del arte y las dificultades para exponer, los carteles de cine pasaron a ser la única posibilidad de mostrar sus creaciones. El ingenio les permitió seguir creando.
viernes, 6 de febrero de 2009
PALABRAS; MARTA VALDÉS y GEMA con Son de Oro
Gema interpreta a Marta como nadie,
Yo diría que es su mejor interprete y con esto me arriesgo a mucho porque está Elena por el medio.
Pero Gema la entiende, la parafrasea, con ella coquetea...
en fin... palabras
BOGOTA 39: JÓVENES? REPRESENTATIVOS? DEL POST-BOOM?
B39, ¿es obligado tragarse la pastilla?
Por Ernesto Pérez Chang
Cuando escuché hablar sobre Bogotá 39 en La Habana, no pensé en esa extraña película surrealista operformance decadente que sufrimos algunos en la tarde del sábado 24 de enero. Tal vez esperaba demasiado pero, acostumbrado a reuniones similares –quiero decir con grupos de escritores de países diversos que desean dialogar con otros grupos de colegas que les son desconocidos– me preparaba esa tarde para escuchar sobre experiencias personales, individuales, de un tropa de narradores a los que algunos medios han enaltecido al parecer por el oficio y no por su presencia afortunada en circuitos editoriales establecidos por los mercados. Minutos antes de comenzar la promovida "tertulia", habiendo visto el barullo de periodistas y camarógrafos, también la moderada etiqueta de algunos colegas –y teniendo en cuenta el banquete posterior que se anunciaba, susurrado muy discretamente, en alguna residencia de El Vedado–, me reafirmé en la idea de que tal vez aquella fracción mínima de Bogotá 39 merecía nuestra recepción y que todo cuanto se había rumiado hace apenas unos años acerca de la extraña orquestación y hechura del grupo, era palabrería maliciosa o rechiflas de despechados.
La manito de escritores que arribó a la sala Villena de la UNEAC, casi una hora más tarde que lo anunciado, lo hizo en compañía de la que se supone sea la escritora cubana más importante de estos momentos: Wendy Guerra. A ella le dieron el micrófono como derecho de convidado, aunque le negaron la palabra como don natural, y creo que esta fue la señal para que comenzara un espectáculo de más de dos horas de duración donde los disparates, las perogrulladas, las poses y los galimatías, más una sesión de lecturas espantosas –donde por suerte la anfitriona se abstuvo de participar–, trazaron los contornos del patetismo de uno de los últimos globos inflados de los actuales trapicheos del libro, y no de la literatura, en Hispanoamérica. Aunque cada uno de ellos jure y perjure que la iniciativa de los organizadores de tal engendro nació aislada de los mecanismos mercantiles y del amparo oficial (político, quieren decir, con lo cual justifican la ausencia de aquellos escritores llamados "oficialistas"), y que sólo los ha movido el deseo de leer y ser leídos por cofrades distantes, la ingenuidad o la perversidad de ideas similares a las anteriores me provocan tal irritación que me he prometido que, de anunciarse un encuentro similar, promoveré sin compasión la primera "tomatina" habanera. Es cierto que la sala Villena ha soportado de vez en cuando algunos desencuentros lamentables pero ninguno en tal grado de la estulticia humana y la bobería intelectual. No creo que los espacios culturales para posar de variados y plurales deban tolerar cuanto de humano exista pero a su vez puedo entender que quizás pocos de los que organizaron la visita esperaban aquella croqueta vespertina de aburrimiento y descoco. Y sólo ahora, según me permitieron escuchar los bostezos míos y los ajenos, recuerdo algunas cosas, entre miles, buenas para una antología. De la boca de Tais, y quiero creer que de su cabeza, salieron ideas como esta de que B39 es la promoción inmediata al Boom (con lo cual borra de una guantada torpe, tal vez ingenua e ignara –no creo que provocadora ni irreverente– a más de un millar de títulos y autores latinoamericanos), o que la Casa de América –se refiere a la de Madrid y no a la de La Habana— desempeñó un papel único en la promoción del Boom narrativo latinoamericano después de 1969, con lo cual hecha tierra sobre los verdaderos núcleos gestores. De la misma ralea que las anteriores, los discursos fueron plenos de frases como para no ser olvidadas jamás cuando a alguno le dé por la aventura de una historia universal del disparate. Claro, quienes acompañaban a Tais en el concierto sabatino, no lo dejaron hacerse con los mejores desbarros, y cada uno improvisó los suyos con los peores materiales: falsos y empalagosos elogios, intentos fallidos de bromas y coqueteos, omisiones escandalosas, alergia crónica ante palabras y temas como "posboom", "mercados", "ideología", "literatura cubana escrita en Cuba", "proyectos institucionales", "iniciativas personales". A sus anchas en aquella contienda de yoyos, el ejemplar centroamericano bufaba de orgullo por contarse entre los tres únicos de la región que fue votado por el conciliábulo de Bogotá,1 contra tal exclusividad lo asaltó con protestas Wendy Guerra para descubrir mucho después que ella no era centroamericana sino Caribeña. Hubo de explicárselo, muy despacio, alguien del público que estuvo a punto de sacar un mapa para impartirle una pequeña clase de geografía básica, pero aún así se deprimió con la idea y creo que esa noche se marchó convencida de que todos éramos unos enajenados con obstinadas pretensiones insulares. Bueno, de cierto modo –según reconoció públicamente— ella siempre había estado sola con sus ideas, sola como "su generación". Aunque aún no descubro si se refería a la generación de ella misma en el país de Nunca Jamás. Porque en un arrebato lastimero le dio por hablar –por supuesto que mucho después de aclarar que hacía apenas unas horas había llegado de México (el aterrizaje había sido a las diez de la mañana pero eso no hacía mella en la noticia. Deseaba decirlo a nuestra tropilla de "narradorcitos" isleños… y lo dijo. En verdad fue lo primero que lanzó al comenzar su cotorreo de la tarde)— en nombre de una generación que, según ella, careció de espacios oficiales o extraoficiales para reunirse e intercambiar ideas. Ella, que solo supo de cantar las mañanitas en aquella "Revista de la Mañana" de la televisión nacional, por supuesto que, sumergida en los madrugones, ignoraba olímpicamente que existían jóvenes escritores, hoy en día narradores de renombre –dos de ellos miembros del B39–, que asistían a encuentros de talleres literarios, a grupos alternativos, no oficiales, como El Establo, que se agruparon alrededor de la Escuela de Letras, específicamente bajo la égida de Salvador Redonet. Ella misma, en los noventa, vivió y disfrutó la apoteosis de los novísimos. Estoy seguro de haberla visto una tarde de presentaciones en el Segundo Cabo. Se la veía embriagada mientras la multitud arrancaba a los vendedores los ejemplares de sendas antologías que Letras Cubanas preparó para promover a una generación absolutamente inédita que hoy publica en Cuba o fuera de Cuba con el notable éxito que los mercados editoriales le permite. En ningún momento nos faltaron los espacios. En lo particular, es cierto que jamás los frecuenté pero sabía que existían. Estaba al tanto de algunos, ignoraba y llegué tarde a otros y mucho después no quise ser parte de algo semejante a un manifiesto demodé. Mi ausencia en alguna antología ha sido las más de las veces o por una decisión personal o por el derecho legítimo de alguien a declararme prescindible; tal vez para Wendy haya sido igual en su momento. Pero quien lo quiso, formó grupo con escritores afines. Nuestra generación, la de los nacidos en los 70 y que comenzó a publicar en los 90, a pesar de las carencias de un infausto Período Especial, no debería mentir diciendo que no tuvimos espacios. Nuestra experiencia ha sido distinta de aquella triste, sí, pero que hoy se debate sin tapujos por sus protagonistas; quizás la nuestra no fuera tan complacida como quisimos pero sin dudas fue mucho más libre que las anteriores (hablamos de todo y nadie nos manda a callar. Y el que hace silencio y jeremiquea por los rincones es porque no sabe escribir; y el que no escribe lo que otros quieren para vender es porque se resiste a mentir). Aunque existíamos, no conocimos los grises y los negros de otros tiempos ya superados, por tanto no creo que sea justo desvirtuar la realidad, distorsionarla con falsos trasplantes. Nuestros problemas de hoy son otros –ningún espacio cultural o político está exento de problemas– y el desconocimiento no debe conducirnos a la banalidad –y a la venalidad– de un discursillo benévolo.
Muchos de los que asistimos a ese sábado con el B39 nos sentimos espectadores de una puesta en escena de cinco o seis autocomplacidos monologantes, entusiasmados con el cascabel del prójimo; con sus poses vacuas –digamos ligh, para que parezca una intención, que no hubo, de su parte– no alcanzaban a vernos a nosotros en medio de un público cuya tarea para ser perfecta debió limitarse al ejercicio del aplauso. Hablaban en una jerga cuajada de símbolos sólo descifrables por los iniciados. Era fácil entender que no habían llegado para dialogar. No necesitaban saber nada. Lo sabían todo. La historia literaria comenzaba inexcusablemente con sus nacimientos y con el de sus editores. Habían llegado a La Habana pastoreados por sus nanas. Aquel cacho del B39, lo comprendí luego de escucharlos, no pretendía el discernimiento de los otros, tan raros, tan perdedores. Su presencia era, además de un regodeo, un malísimo comercial de radionovela de municipio sólo para hacerse consumir, para pillar necios. Bogotá 39, tal vez así lo pensaron quienes la cocieron, debía funcionar como una píldora, como un comprimido elaborado para provocar amnesias. Antes de ellos, nada, sólo el boom; después de ellos, ellos.
Supe que en la noche sucedió el banquete. No quise ir. Alguien me dijo que a pesar del vino y la noche nada cambió. No hubo conversaciones, sólo monólogos y, de vez en cuando, de parte de algunos ilusos (los cazadores de agentes), saltitos desesperados para llamar la atención. Les advierto, a los que aún guardan esperanzas, que el número 39 no admite sumas y que la H de Habana, ante la B de Bogotá, es muda. Fue concebida así.
Ciudad de La Habana, 26 de enero de 2009.
Nota:
1. Me sorprende que los organizadores de B39 encontraran en toda Centroamérica sólo tres escritores dignos de ser promovidos. Me escandaliza, por ejemplo, que ningún nicaragüense forme parte del grupo. El Centro de Escritores de Nicaragua es una organización no gubernamental –es decir, sin vínculo alguno con el gobierno–, completamente financiada por iniciativas externas o por gestiones del poeta Ernesto Cardenal. Cuando visité Managua recientemente pude conocer de la labor del Centro y traje para mi lectura y para los fondos de la biblioteca de la Casa de las Américas algunos libros de gran interés e indiscutible valor. Me llama también la atención la incongruente selección: tres centroamericanos (todos en el mismo saco) y cuatro cubanos (y creo que los cuatro son de La Habana, o lo fueron alguna vez).
De Cuba son parte de B39:
- Wendy Guerra, 37 años. También es poeta, ha publicado, la novela Todos Se Van y ha participado en compilaciones de literatura, dentro y fuera de Cuba.
- Rolando Menéndez, 37 años. Ha escrito tres libros de relatos, Alguien Se Va Lamiendo Todo, premio David (de Cuba), El Derecho al Pataleo de los Ahorcados, Premio Casa de las Américas y la Piel de Inesa, Premio Lengua de Trapo Narrativa, entre otros premios.
- Ena Lucía Portela, 35 años. Ha escrito: El Pájaro: Pincel y Tinta China; El Viejo, el Asesino y Yo, Premio Juan Rulfo, entre otras obras.
- Karla Suárez, 38 años. Su primera novela, Silencios, fue galardonada con el Quinto Premio de Lengua de Trapo.
MEMORIAS, MEJOR PELÍCULA IBEROAMERICANA DE LA HISTORIA

Son precisamente el cineasta aragonés y "Titón" Gutiérrez Alea los cineastas más veces citados, junto a Pedro Almodóvar, con cinco títulos cada uno, seguidos por el brasileño Glauber Rocha, con tres.
La encuesta fue respondida por profesionales del cine, críticos, periodistas, organizadores de festivales y aficionados en general de todo el mundo, vía correo electrónico y por votación directa de los finalistas en la web NOTICINE.com. En total, más de 500 personas ampliaron una primera lista propuesta por el medio informativo y eligieron a sus favoritas.
Entre las diez películas más votadas en un proceso que duró cerca de dos meses, hay tres mexicanas, otras tantas brasileñas, dos cubanas, dos españolas y una argentina. Sin embargo, sobre el centenar de la lista, España -el país con mayor producción- es el que acumula más títulos, 23, por delante de México con 17 y Argentina con 13.
"Como ha ocurrido con algunas encuestas recientes en Estados Unidos -explica Jon Apaolaza, editor de NOTICINE.com- la mayoría de los títulos que las personas recuerdan y valoran son de las décadas más recientes, lo que demuestra por un lado la dificultad de acceder a títulos clásicos iberoamericanos y por otra el despegue técnico-artístico que ha tenido el cine latino en los últimos 25 años para mejorar su calidad y poder codearse con cualquier otra filmografía".
Esta es la primera vez que se realiza una encuesta de estas características, no sólo de unos pocos críticos e historiadores sino tanto de especialistas como de los aficionados que acuden a las salas. "Estamos realmente sorprendidos por la respuesta -afirma el responsable editorial del portal- ya que la primera lista confeccionada por críticos fue rápidamente ampliada y corregida por los espectadores, de manera que los resultados definitivos reflejan, creemos fielmente, los gustos de los amantes del cine iberoamericano sea cual sea su origen nacional o nivel de conocimientos teóricos".
"Memorias del subdesarrollo" fue filmada por Tomás Gutiérrez Alea, el considerado más destacado cineasta en la historia del cine cubano, ocho años después del triunfo de la Revolución, a partir de una novela de Edmundo Desnoes, quien colaboró con el propio "Titón" en su guión. Sergio, el protagonista, es un burgués con una mirada crítica a la realidad, pero que ha preferido quedarse en La Habana en lugar de salir del país como han hecho varios miembros de su familia. Fue protagonizada por Sergio Corrieri, Daysi Granados y Eslinda Núñez.
La web oficial del desaparecido cineasta cubano (1928-1996) dice de "Memorias del subdesarrollo": "Que las contradicciones del burgués pueden reflejar como en un espejo las de la sociedad donde la burguesía ha llevado la voz cantante, lo demuestra esta obra maestra del razonamiento y la ironía. Una historia personal que hubiera sido intrascendente de no ocurrir en los vertiginosos días de la revolución, cuando todas las contradicciones se pusieron al rojo vivo. La película entrega un monólogo interior con mirada a la calle, como es la novela homónima de Edmundo Desnoes".
NOTICINE.com, fundado en 2001 por el mismo equipo de periodistas especializados que en 1997 creó la primera publicación sobre cine iberoamericano en internet, claqueta.com, es un portal de información cinematográfica desde una óptica hispanoamericana, independiente y en constante actualización, con corresponsales y colaboradores en los principales países del área (México, Argentina, Chile, Colombia, Cuba...). El pasado enero fue visitado por más de 52.000 internautas.
Anotaciones a los resultados de la encuesta:
- "Los olvidados", en la tercera plaza, se considera la mejor película del aragonés Luis Buñuel, por delante de "El ángel exterminador" y "Viridiana".
- Para los participantes en la encuesta de NOTICINE.com, el más citado cineasta vivo, Pedro Almodóvar, hizo su mejor obra en "Todo sobre mi madre" (5ª), seguida por "Mujeres al borde de un ataque de nervios" y "Volver".
- La cinta más antigua que incluye la lista es la mexicana "Nosotros los pobres", de 1947, dirigida por Ismael Rodríguez (puesto 81)y protagonizada por Pedro Infante, y las más recientes la brasileira "Tropa de élite", de José Padilha (76), y la colombiana "La ministra inmoral", de Julio Luzardo (100), ambas de 2007.
- Las décadas en las que se produjeron más películas incluidas en la lista de las 100 mejores son las de los años 90 (31), 2000 (23) y 60 (16).
- El mayor número de votos llegaron desde España, México y Cuba.
1. "Memorias del subdesarrollo" de Tomás Gutiérrez Alea, 1968 (Cuba)
2. "El laberinto del fauno" de Guillermo del Toro, 2006 (España/México)
3. "Los olvidados" de Luis Buñuel, 1950 (México)
4. "Ciudad de Dios" de Fernando Meirelles, 2002 (Brasil)
5. "Todo sobre mi madre" de Pedro Almodóvar, 1999 (España)
6. "El ángel exterminador" de Luis Buñuel, 1962 (México)
7. "Fresa y chocolate" de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, 1994 (Cuba)
8. "Estación Central" de Walter Salles, 1998 (Brasil)
9. "La historia oficial" de Luis Puenzo, 1985 (Argentina)
10. "Doña Flor y sus dos maridos" de Bruno Barreto, 1976 (Brasil)
11. "Belle epoque" de Fernando Trueba, 1992 (España)
12. "Lucía" de Humberto Solás, 1968 (Cuba)
13. "Mar adentro" de Alejandro Amenábar, 2004 (España)
14. "El espíritu de la colmena" de Víctor Erice, 1973 (España)
15. "La estrategia del caracol" de Sergio Cabrera, 1993 (Colombia)
16. "Mujeres al borde de un ataque de nervios" de Pedro Almodóvar, 1998 (España)
17. "El hijo de la novia" de Juan José Campanella, 2001 (Argentina)
18. "Bienvenido Mister Marshall" de Luis García Berlanga, 1953 (España)
19. "Pantaleón y las visitadoras" de Francisco Lombardi, (Perú)
20. “Viridiana” de Luis Buñuel, 1961 (España)
21. "Amores perros", de Alejandro González Iñárritu, 2000 (México)
22. "Suite Habana" de Fernando Pérez, 2003 (Cuba)
23. "La ciudad y los perros" de Francisco Lombardi, 1985 (Perú)
24. "Whisky" de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, 2004 (Uruguay)
25. "Como agua para chocolate" de Alfonso Arau, 1992 (México)
26. "El callejón de los milagros" de Jorge Fons, 1995 (México)
27. "El crimen del padre Amaro", de Carlos Carrera, 2001 (México)
28. "El lado oscuro del corazón" de Eliseo Subiela, 1992 (Argentina)
29. "Historias mínimas", de Carlos Sorín (Argentina)
30. "La lengua de las mariposas" de José Luis Cuerda, 1999 (España)
31. "Profundo carmesí" de Arturo Ripstein, 1996 (México)
32. "Tierra en Trance" de Glauber Rocha, 1967 (Brasil)
33. "Y tu mamá también", de Alfonso Cuarón, 2001 (México)
34. "Bye, Bye Brasil" de Carlos Diegues, 1979 (Brasil)
35. "Guantanamera" de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, 1995 (Cuba)
36. "El beso de la mujer araña" de Héctor Babenco, 1985 (Brasil)
37. "La ley de Herodes" de Luis Estrada, 1999 (México)
38. "Nueve Reinas" de Fabián Bielinski, 2000 (Argentina)
39. "La vendedora de rosas" de Víctor Gaviria, 1990 (Colombia)
40. "Vidas secas" de Nelson Pereira dos Santos, 1963 (Brasil)
41. "Volver" de Pedro Almodóvar, 2006 (España)
42. "La vida es silbar" de Fernando Pérez, 1998 (Cuba)
43. "El día de la bestia" de Alex de la Iglesia, 1995 (España)
44. "Crónicas" de Sebastián Cordero, 2004 (Ecuador)
45. "Frida, naturaleza viva" de Paul Leduc, 1986 (México)
46. "Jamón, jamón" de Bigas Luna, 1992 (España)
47. "La Gente de la Universal" de Felipe Aljure, 1991 (Colombia)
48. "Los amantes del círculo polar" de Julio Medem, 1998 (España)
49. "Plata quemada" de Marcelo Piñeyro, 2000 (Argentina)
50. "Vampiros en La Habana" de Juan Padrón, 1985 (Cuba)
51. "Arrebato" de Iván Zulueta, 1980 (España)
52. "Canoa" de Felipe Cazal, 1975 (México)
53. "El" de Luis Buñuel, 1953 (México)
54. "Deus e o Diabo na terra do sol" de Glauber Rocha, 1964 (Brasil)
55. "La hora de los hornos" de Octavio Getino y Fernando Solanas, 1968 (Argentina)
56. "El Sur" de Víctor Erice, 1983 (España)
57. "Satanás", de Andrés Baiz, 2007 (Colombia)
58. "Rodrigo D No futuro", de Víctor Gaviria, 1990 (Colombia)
59. "La batalla de Chile" de Patricio Guzmán, 1975-9 (Chile)
60. "Diarios de motocicleta" de Walter Salles, 2004 (Brasil)
61. "Crónica de un niño solo" de Leonardo Favio, 1965 (Argentina)
62. "El norte" de Gregory Nava, 1983 (Estados Unidos)
63. "Jerico" de Luis Alberto Lamata, 1990 (Venezuela)
64. "El abrazo partido" de Daniel Burman, 2004 (Argentina)
65. "25 Watts" de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll, 2001 (Uruguay)
66. "Cuestión de Fe" de Marcos Loayza, 1995 (Bolivia)
67. "La nación clandestina" de Jorge Sanjinés, 1989 (Bolivia)
68. "El chacal de Nahueltoro" de Miguel Littín, 1969 (Chile)
69. "Hable con ella" de Pedro Almodóvar, 2001 (España)
70. "Retrato de Teresa" de Pastor Vega, 1979 (Cuba)
71. "Cronos" de Guillermo del Toro, 1993 (México)
72. "Boquitas pintadas" de Leopoldo Torre-Nilson, 1974 (Argentina)
73. "El verdugo" de Luis García Berlanga, 1963 (España)
74. "Ese oscuro objeto del deseo", de Luis Buñuel, 1977 (España/Francia)
75. "La muerte de un burocrata" de Tomás Gutiérrez Alea, 1966 (Cuba)
76. "Tropa de elite" de Jose Padilha, 2007 (Brasil)
77. "Asignatura pendiente" de José Luis Garci, 1978 (España)
78. "La Caza" de Carlos Saura, 1965 (España)
79. "La última Cena” de Tomás" de T. G. Alea, 1976 (Cuba)
80. “La ley del deseo” de Pedro Almodóvar, 1987 (España)
81. "Nosotros los pobres" de Ismael Rodríguez, 1947 (México)
82. "El cochecito" de Marco Ferreri, 1960 (España)
83. "Bajo California: El límite del tiempo" de Carlos Bolado, 1998 (México)
84. "El pez que fuma" de Roman Chalbaud, 1977 (Venezuela)
85. "Martín (Hache)" de Adolfo Aristarain, 1997 (Argentina)
86. "Japón" de Carlos Reygadas, 2002 (México)
87. "Lo que le paso a Santiago" de Jacobo Morales, 1989 (Puerto Rico)
88. "Alicia en el pueblo de Maravillas" de Daniel Díaz Torres, 1991 (Cuba)
89. "Un lugar en el mundo" de Adolfo Aristarain, 1992 (Argentina)
90. "Deprisa, deprisa" de Carlos Saura, 1981 (España)
91. "El chacotero sentimental", de Cristián Galaz, 1999 (Chile)
92. "El romance de Aniceto y la cautiva" de Leonardo Favio, 1966 (Argentina)
93. "Carandiru" de Héctor Babenco, 2003 (Brasil)
94. "Confesión a Laura" de Jaime Osorio, 1990 (Colombia)
95. "De cierta manera" de Sara Gómez, 1974 (Cuba)
96. "Caluga o menta" de Gonzalo Justiniano, 1990 (Chile)
97. "El colombian dream" de Felipe Aljure, 2005 (Colombia)
98. "Antonio das Mortes" de Glauber Rocha, 1969 (Brasil)
99. "Amaneció de golpe" de Carlos Azpúrua, 1998 (Venezuela)
100. "La ministra inmoral" de Julio Luzardo, 2007 (Colombia)
LA COLECCIÓN DE YVES SAINT LAURENT SERÁ LA SUBASTA DEL SIGLO

jueves, 5 de febrero de 2009
DE LOS GOYAS 2009: EL BUEN CAMINO

La película es dura, durísima. Muestra una repugnante manipulación de las mentes por parte de unos profesionales del miedo eterno. El Opus Dei aparece en esta película como una secta peligrosa que aprovecha la religiosidad exacerbada de una familia pre-conciliar para convencerla de que su hija, es una santa. La niña padece una enfermedad incurable que la obliga a seguir dolorosos tratamientos en el Hospital de Navarra, perteneciente al Opus Dei. La dialéctica manejada por los miembros de la orden fundada por Monseñor Escrivá de Balaguer, es una esgrima enrevesada en la que se aprecia, como espectador, el diabólico encajonamiento de las mentes en una filosofía perversaque sitúa al ser humano en un valle de lágrimas para mayor gloria de su Creador. Nunca pude entender a ese “Supremo Arquitecto” que puede exigir el sufrimiento de un inocente, como es el caso de esta niña, para mayor gloria de la divinidad. Retrasar la felicidad para después de la muerte es condenar la vida a ser un continuo “camino” iniciático hacia una problemática eternidad.
Sinopsis de Camino
Pamplona, junio de 2001. Camino, una preciosa y dulce niña de once años, vive sus últimos momentos en la habitación de un hospital. Rodeada de familiares, amigos, sacerdotes y un número inusitado de personal clínico, da a todos un casi sobrenatural ejemplo de muerte serena y feliz. En una atmósfera de santidad y cuando parece que la muerte es ya inevitable, ocurre algo extraordinario en la habitación. Inspirada en hechos reales, CAMINO es una aventura emocional en torno a una extraordinaria niña de once años que se enfrenta al mismo tiempo a dos acontecimientos que son completamente nuevos para ella: enamorarse y morir. CAMINO es, sobre todo, una luz brillante capaz de atravesar todas y cada una de las tenebrosas puertas que se van cerrando ante ella y que pretenden inútilmente sumir en la oscuridad su deseo de vivir, amar y sentirse definitivamente feliz.
miércoles, 4 de febrero de 2009
CINE CUBANO: EL CUERNO DE LA ABUNDANCIA

FILOSOFÍA DE LA VIDA O CASI....
Un profesor delante de su clase de
Filosofía sin decir palabra tomo un
Frasco grande y vacío de mayonesa y
Procedió a llenarlo con pelotas de golf.
Luego le preguntó a sus estudiantes si el
Frasco estaba lleno. Los estudiantes
Estuvieron de acuerdo en decir que si.
Así que el profesor tomo una caja llena de
Canicas y la vació dentro del frasco de
Mayonesa. Las canicas llenaron los espacios
Vacíos entre las pelotas de golf.
El profesor volvió a preguntar a los estudiantes
si el frasco estaba lleno, ellos volvieron a decir
Que si.
Luego...el profesor tomo
Una caja con arena y la vació dentro del frasco.
Por supuesto, la arena lleno todos los espacios
Vacíos, así que el profesor pregunto nuevamente
Si el frasco estaba lleno.
En esta ocasión los estudiantes respondieron
Con un 'si' unánime.
El profesor enseguida agrego 2 tazas de café
Al contenido del frasco y efectivamente llenó
Todos los espacios vacíos entre la arena.
Los estudiantes reían en esta ocasión.
Cuando la risa se apagaba, el profesor dijo:
'QUIERO QUE SE DEN CUENTA
QUE ESTE FRASCO REPRESENTA
LA VIDA'.
Las pelotas de golf son las cosas
Importantes,
Como Dios, la familia, los hijos, la salud,
Los amigos, todo lo que te apasiona.
Son cosas, que aún si todo lo demás lo
Perdiéramos y solo éstas quedaran,
Nuestras vidas aún estarían llenas.
Las canicas son
Las otras cosas
Que importan, como
El trabajo,
La casa,
El auto, etc.
La arena es todo
Lo demás,
Las pequeñas
Cosas.
'Si ponemos la arena en el
frasco primero, no habría espacio
para las canicas ni para las
pelotas de golf.
Lo mismo ocurre con la vida'.
Si gastamos todo nuestro tiempo y energía en las
cosas pequeñas, nunca tendremos lugar para las
Cosas realmente importantes
Presta atención a las cosas que son cruciales
Para tu felicidad. Juega con tus hijos,
Tomate tiempo para asistir al doctor,
Ve con tu pareja a cenar,
Practica tu deporte o afición favorita.
Siempre habrá tiempo para limpiar la casa
y reparar la llave del agua.
Ocúpate de las pelotas de golf primero,
de las cosas que realmente importan.
Establece tus prioridades, el resto es solo arena..
Uno de los estudiantes
levantó la mano y pregunto
que representaba el café.
El profesor sonrió y dijo:
'Que bueno que lo
preguntas...
Sólo es para
demostrarles, que
no importa cuan
ocupada tu vida
pueda parecer,
siempre hay lugar
para un par de
tazas de café
con un amigo.'
LA HISTORIA DE MARIO Y GABO
