Esta canción de Amaury Gutiérrez tiene la habilidad de inundarme de tristeza.
Cuando la escuché por primera vez, hace ya 8 meses en Miami, él la presentó diciendo que también se asumía como balsero, a pesar de haber llegado por otra vía; y nos pidió a todos que por un instante pensáramos que el exilio era algo así como vivir en una Balsa Perpetua. Sí, igual que el libro de Iván de la Nuez.
Y es cierto.
Cuando uno se muda de Cuba, por la vía que sea, es de todos modos un balsero, o lo que es casi lo mismo un náufrago de tierra.
El inmenso mar, se convierte en esa incertidumbre en la cual se vive queriendo regresar a cualquier orilla. Y eso no cabe en nuestro bote personal.
Es algo así, como una maldita circunstancia.
¡Por supuesto!; doy por excluido a todos aquellos que ya llegaron.
Ni al caso lo que dice el animador.
Para mi amigo Yovan. Que a pesar de que sí llegó, sigue siendo un balsero que llora en la noche fría. ¡Ojalá y dios te oiga!
Cuando la escuché por primera vez, hace ya 8 meses en Miami, él la presentó diciendo que también se asumía como balsero, a pesar de haber llegado por otra vía; y nos pidió a todos que por un instante pensáramos que el exilio era algo así como vivir en una Balsa Perpetua. Sí, igual que el libro de Iván de la Nuez.
Y es cierto.
Cuando uno se muda de Cuba, por la vía que sea, es de todos modos un balsero, o lo que es casi lo mismo un náufrago de tierra.
El inmenso mar, se convierte en esa incertidumbre en la cual se vive queriendo regresar a cualquier orilla. Y eso no cabe en nuestro bote personal.
Es algo así, como una maldita circunstancia.
¡Por supuesto!; doy por excluido a todos aquellos que ya llegaron.
Ni al caso lo que dice el animador.
Para mi amigo Yovan. Que a pesar de que sí llegó, sigue siendo un balsero que llora en la noche fría. ¡Ojalá y dios te oiga!
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