jueves, 27 de noviembre de 2008

CULTURA Y MERCADO

Por Susana Reinoso 
Para LA NACION
Si cultura es todo lo que el hombre hace, bien pueden considerarse bienes culturales los reproductores de audio, MP3, aparatos de televisión, minicoponentes, cámaras filmadoras y todo insumo que permita transmitir a la población producciones y acontecimientos musicales, literarios y cinematográficas.

Es lo que revela el informe Nosotros y los otros. 

El comercio exterior de bienes culturales en América del Sur, un trabajo pormenorizado que recoge la información disponible sobre las exportaciones e importaciones de bienes culturales en siete países de la región: la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Uruguay y Venezuela. Y es la lógica que sigue la incorporación de esos bienes culturales en ese libro presentado ayer por el secretario de Cultura, José Nun, y que estuvo a cargo del equipo del Sistema de Información Cultural de la Argentina (SinCA). 

El documento revela una profunda desproporción en el área cultural de la balanza comercial argentina, donde las importaciones ascienden a 1901 millones de dólares, superando ampliamente a las exportaciones, que suman 164,9 millones de dólares. El documento toma como ejemplo a Brasil, cuyas exportaciones alcanzan los 2967,9 millones de dólares contra 1343,7 millones por importaciones, lo que le da un superávit en su balance cultural. 

Herramientas para crear políticas 

Sin embargo, la lectura de las cifras desagregadas permite entender el diverso funcionamiento del mercado cultural en países como la Argentina, Colombia, Chile y Brasil, por nombrar algunos de los involucrados en el informe. Y, sobre todo, se observa cómo se mueven los bienes culturales hacia y desde el resto del mundo. Cuando se trata de los llamados bienes culturales caracteristicos, que son los que involucran la creación y transmisión de contenidos de carácter simbólico, Colombia y Argentina lideran el segmento, en tanto el mercado exportador brasileño, en el área cultural, se centra más en los bienes conexos y auxiliares, es decir, insumos, reproductores de sonido e imagen, equipamiento. 

El monumental mercado interno brasileño consume los bienes culturales que crea o produce. En cambio, Argentina exporta su cultura en diferentes formatos: libros, música, películas y videos. Según precisa Nun, el análisis de la economía cultural de la región permite la puesta en valor del sector como generador de divisas, ingresos y empleos. Y, sobre todo, favorece la articulación de politicas entre los países, ya que el buscador del SinCA permite cruzar datos sobre el destino y origen de las exportaciones e importaciones culturales. 

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