de Alberto Haj-Saleh
Esther Samper nos habla de dos preocupantes grupos de médicos y científicos que rechazan las teorías oficiales sobre dos temas claves: el SIDA (del que niegan su existencia) y las vacunas (de las que niegan su utilidad). Los disidentes de la medicina.
«Lo forman un pequeño grupo de médicos (entre ellos algún Premio Nobel) que niegan que el Síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) se produzca por el VIH. Algunos van más allá y llegan incluso a afirmar que ni el VIH ni el SIDA existen. Aunque tienen en común su rechazo a la relación entre el SIDA y el VIH, las teorías de cada subgrupo disidente varían mucho entre sí. Hay quienes afirman que el VIH es un virus inocuo incapaz de producir una enfermedad y que el SIDA se trata en realidad de una enfermedad mal caracterizada con una causa muy distinta como, por ejemplo, un déficit nutricional.
Este movimiento disidente se caracteriza por un llamativo comportamiento: Conforme las pruebas que relacionan el SIDA con el VIH son cada vez más numerosas y evidentes, la cantidad de médicos defensores de esta postura disminuye. Tanto es así, que fervientes y conocidos disidentes del SIDA que llegaron a criticar públicamente la relación SIDA-VIH terminaron retractándose con el paso del tiempo. Otros, aquellos que se infectaron con el VIH y se negaron al tratamiento convencional, terminaron muertos.»
«Lo forman un pequeño grupo de médicos (entre ellos algún Premio Nobel) que niegan que el Síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) se produzca por el VIH. Algunos van más allá y llegan incluso a afirmar que ni el VIH ni el SIDA existen. Aunque tienen en común su rechazo a la relación entre el SIDA y el VIH, las teorías de cada subgrupo disidente varían mucho entre sí. Hay quienes afirman que el VIH es un virus inocuo incapaz de producir una enfermedad y que el SIDA se trata en realidad de una enfermedad mal caracterizada con una causa muy distinta como, por ejemplo, un déficit nutricional.
Este movimiento disidente se caracteriza por un llamativo comportamiento: Conforme las pruebas que relacionan el SIDA con el VIH son cada vez más numerosas y evidentes, la cantidad de médicos defensores de esta postura disminuye. Tanto es así, que fervientes y conocidos disidentes del SIDA que llegaron a criticar públicamente la relación SIDA-VIH terminaron retractándose con el paso del tiempo. Otros, aquellos que se infectaron con el VIH y se negaron al tratamiento convencional, terminaron muertos.»
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