Dar la razón al cliente. Es lo que siempre hemos oído, pero la experiencia nos demuestra que quien acuñó esa frase se equivocaba. Y si no te lo crees mira este anuncio: genial de principio a fin enmienda la plana a un cliente descontento...
En mi profesión casi todos lo que trabajamos en esto hemos ha sufrido la censura por parte de nuestros clientes alegando que el anuncio podría «ofender» a sus clientes (que también son los nuestros). Los consumidores son sagrados. Siempre se debe hablar bien de ellos. Son perfectos, no son humanos. No se vayan a unir en una asociación bajo un nombre tan estúpido como «Amigos de la educación y moral del buen trato al cliente» o «Primero protesta, luego piensa» y la campaña sea retirada o ese minúsculo porcentaje no vuelva a consumir el producto anunciado.
Ante esta realidad es de agradecer la valentía de clientes como Tango. No sé cuál es el nombre de las personas que aprobaron este spot creado por la agencia inglesa HHCL + partners pero merecen pasar a la historia de publicidad. El anuncio del que os hablo sólo apareció en la televisión diez veces antes de ser retirado por xenófobo. Pero tuvo tal repercusión que situó al refresco Blackcurrant Tango como un símbolo patriótico. Un refresco que unió a todo un país.
El spot, protagonizado por el actor inglés Ray Gardner, dice, más o menos, lo siguiente: "Hola, soy Ray Gardner, portavoz de Tango. Esta carta es de Sebastian Loys, un estudiante de intercambio francés. Sebastian dice: He probado el nuevo Tango de grosella negra, y no me gustó tanto como otros sabores de Tango". Bien, Sebastian, sólo puedo decir que lo siento, hemos hecho todo lo que pudimos. Tratamos de satisfacer a todos los bebedores de Tango, incluso aunque sólo estén de visita en nuestra gran nación. Ah, no es fácil. Mi amigo Geoff ha estado trabajando en ese sabor durante tres años. Eres un estudiante de intercambio, ¿verdad Sebastian? Todo gomina y mocasines elegantes. ¿Cuáles son tus credenciales, Sebastian? ¿Qué es lo que te mueve? ¿Cuándo fue la última vez que te levantaste a las cuatro de la mañana por algo en lo que creías apasionadamente? No te necesitamos, ¿me oyes? Eres una voz disidente entre un billón, franchute, ¡eso lo que eres!. Sí, el Tango de grosella negra es una descarga para las papilas gustativas. Sí, cuesta. Sí, hay que tener agallas. Pero nosotros también, Sebastian ¡Míranos! ¡Vamos, Sebastian! ¡Vamos! ¡Aquí, ahora! ¡Tú y yo! ¡Vamos, Francia, Europa, el mundo! ¡Puedo con todos! ¡SOY RAY GARDNER Y BEBO TANGO DE GROSELLA NEGRA! ¡VENID A POR MÍ!"
El anuncio es perfecto de principio a fin. Genial la presentación y el discurso de un hombre tranquilo que primero muestra su nerviosismo tropezando con la cámara, y después va calentándose lentamente hasta acabar cegado por la pasión de lo que defiende. Genial el largo plano secuencia que acompaña el strip tease, esos imponentes calzones púrpuras, el ring, la gente que le apoya enarbolando las banderas de Tango, y los acantilados de Dover sobrevolados por tres Harrier. Todo es desmedido pero todo es maravilloso. Si no lo has visto antes -fue realizado por Colin Gregg hace más de 10 años- estás de suerte. Es de esos anuncios que hacen que la gente diga "cómo mola la publicidad".
*Gerardo Silva es director creativo de la agencia Remo.
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