viernes, 27 de febrero de 2009

QUÉ ES EL CINE INDEPENDIENTE.

Independiente.

Es una palabra que a menudo en los medios de comunicación (especializados o no) se tiene en la boca, como si fuese una suerte de término mágico que convierte en virtuoso todo aquello a lo que acompaña. Cine independiente, dicen. Festivales de cineindependiente. Producción independiente. Director "indie". Actores "indie".

En los viejos tiempos se llamaba "independiente" a aquel cine que se producía fuera de los circuitos de los grandes estudios hollywoodienses, es decir, donde el cineasta en cuestión buscaba financiación por su cuenta y riesgo. Puesto que salvo contadas excepciones un tejido industrial cinematográfico tan fuerte existe en muy pocos lugares del mundo, diríamos que la gran mayoría del cine que se produce a lo largo y ancho del planeta es independiente. No lo respalda un gran estudio.

En las cinematografías cercanas a nosotros el concepto independiente se vuelve aún más difuso. ¿No es acaso la política de subvenciones generalizada en España o Francia, por citar sólo dos casos? En el arranque de cualquier producción, por nimia que sea, aparecen los consabidos letreros que nos indican qué entidades públicas o televisiones han puesto su dinero. Así pues, no existe el concepto no-hollywoodiense de independencia, puesto que aquí, en mayor o menor medida, dependientes parecen ser todos. Es más, en ciertos países europeos no existe ninguna película que no esté subvencionada al cien por cien por el Estado. No se crean que en cualquier lugar del mundo se producen al año tantas películas como aquí. En algunos una docena y gracias.

Vista la complicación de lidiar con semejante etiqueta, muchos apuestan por tildar de independiente a cualquier película de presupuesto pequeño. Este segundo concepto es el más extendido y también acarrea errores importantes. Por ejemplo, en ocasiones la película es pequeña pero luego resulta que un pez gordo se encarga de distribuirla en determinados países (luego ya hay una dependencia). También en ocasiones la "pequeñez" de una película es una cantidad complicada de medir y valorar. ¿Es "Slumdog millionaire" una película "pequeña"? Bueno, según se mire. Para los parámetros americanos desde luego. Pero los parámetros americanos no están ni remotamente cerca de la mayoría de las industrias cinematográficas del mundo.

Pero el asunto final está en lo que la palabra "independiente" parece llevar consigo. Según esto, parece que hay mayor creatividad, más calidad y menos tópicos en el cine independiente. Me niego en redondo a aceptar ninguno de estos aspectos, porque he visto cientos de películas a lo largo de mi vida baratísimas y de pésima calidad, plagadas de tópicos como las que más, o incluso, con sus propios tópicos. Porque el cine pequeño también acumula, y mucho, sus propios clichés.

Las películas son buenas, malas o grises en función de un sinfín de factores, una especie de conjunción cósmica, casi nunca dependiente por completo del dinero, sea éste mucho o poco. A lo largo de la historia del cine ha habido decenas de directores magníficos, auténticos maestros que han enseñado a generaciones enteras de restantes cineastas, y vivían, respiraban y se movían dentro de los estrechos muros de Hollywood. También lejos de allí cada cinematografía ha creado y desarrollado sus propios mitos y leyendas, sus propios maestros, y hoy día casi podemos decir que las barreras nacionales están cayendo por doquier y que el planeta entero es un gran plató cinematográfico, donde la coproducción está al orden del día, coproducciones entre muchos, si me apuran; en definitiva, hacia un modelo de producción cinematográfica completamente diferente. La verdad es que hoy día nadie distingue a aquella película de Ford que costó una pasta de otra de, por ejemplo, Rosellini, que pudo costar cuatro duros. La historia las habrá colocado en su justo lugar: en el de las películas buenas.

Finalmente, entonces, ¿qué es cine independiente? Para mí, el de aquellos creadores de fuerte personalidad que ofrecen algo más que los restantes; aquellos que, de manera inquieta, buscan otras formas de expresión, o bien los que con los mimbres clásicos de siempre, han sabido trascender por su forma de exploración de la naturaleza humana. Así, con perdón, Steven Spielberg puede que sea el cineasta más independiente de la tierra, porque él se lo guisa y él se lo come, tan a gusto y tan como le dé la gana, aunque nade en una piscina llena de monedas de oro como el tío Gilito. ¿En el polo opuesto? Pues por ejemplo Pablo Llorca, director que también se lo guisa y se lo come a su manera, que se busca las habichuelas para distribuir sus propias películas. No pueden estar más alejados en tantas cosas, pero algo les une: son independientes.

Nadie les dice qué es lo que tienen que hacer.

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