lunes, 16 de marzo de 2009

LENONES: LOS DON JUAN DEL SIGLO XXI


Por Juan Pablo Proal

La figura del padrote como aquel hombre despiadado que somete, engaña y reúne mujeres en casa de seguridad se transformó con la nueva dinámica social; ahora los lenones se han convertido en expertos seductores, cuya astucia cautiva a mujeres de escasos recursos quienes, anonadadas, se prostituyen para mantenerlos.

El carisma histriónico de los explotadores sexuales logró que sean aceptados y admirados en al menos diez municipios de Tlaxcala, donde lo mismo patrocinan fiestas que ocupan cargos de primer nivel como alcaldías.

En el siglo XXI se podría decir que los padrotes son, ante todo, hombres simpáticos. Con alto sentido del humor, despilfarradores, enterados de la política local, bohemios, bebedores y, sobre todo, muy ricos. Estas características los han hecho que sean aceptados socialmente, al grado tal de convertirse en líderes de sus comunidades.

Estas son algunas de las conclusiones a las que ha llegado un grupo de investigadores sociales que aplican un estudio del comportamiento de los lenones en municipios de Tlaxcala. Tras largos años de convencimiento, los académicos lograron convencer a un grupo de padrotes para que les narraran su forma de vida. Éstos aceptaron –algo verdaderamente inusual en ellos– a cambio de guardar bajo el anonimato tanto sus nombres como los de los profesores.

En conversación con e-consulta, los investigadores enfatizan que la sociedad debería eliminar su imagen del explotador sexual como la de un hombre despiadado e ignorante. Si bien todavía existen estos casos, la mayoría de ellos se han convertido en expertos conquistadores de mujeres, que las conquistan y tratan con paternalismo, al grado tal que ellas admiten prostituirse por abnegación a su pareja.

“Saber moverse”, “buscar la mercancía”, “matar el sentimiento” y “estar quebrado”. Estas son algunas de las frases que acompañan a los nuevos padrotes avecindados en la región de Puebla y Tlaxcala.

“Saber moverse” corresponde al primer consejo que recibe un adolescente que busca convertirse en padrote. Aunque la inquietud de vincularse al mundo de la prostitución inicia desde antes de los diez años, es alrededor de los quince cuando se inician en “el negocio familiar”, confían los investigadores.

Y precisamente este primer consejo está vinculado a los primeros pasos de un padrote. Su prueba inicial es conquistar a una adolescente. ¿Cómo lo hacen? Utilizan los consejos de sus tíos, padres o familiares padrotes. Seguridad, cortesía en el trato, amabilidad, llenar de detalles a su objetivo… Todo debe cerrarse en quince días, pues más tarde se corre el riesgo de que la mujer “abra los ojos”.

Los explotadores sexuales son originarios de Tlaxcala. Sin embargo, es en comunidades paupérrimas de Chiapas, Oaxaca y Puebla donde encuentran a sus víctimas. Dos semanas de seducción. Eso es “saber moverse”.

“Buscar la mercancía”. Los lenones siempre hablan de la mujer como la “mercancía” que deben colocar en el mercado. Pero antes de buscar un sitio de prostitución, necesitan convencer a su nueva compañera de la necesidad de que se prostituya. Recurren al argumento de que el dinero es tan escaso que ni siquiera alcanza para comer.

Los hombres no llevan efectivo a la casa y el hambre se hace presente en los hogares. En medio de esa crisis, el padrote le dice a su recién conquistada mujer que un amigo suyo le ofrece trabajo en un burdel. Arguye que es temporal. En una primera instancia las féminas se niegan, pero conforme se agravan las circunstancias, admite finalmente prostituirse.

Y así inicia una travesía por distintos estados. Primero las mujeres son llevadas a Puebla y el Distrito Federal. En todo momento el padrote las acompaña. En promedio, recibe 10 mil pesos semanales de manos de la mujer. Este capital es utilizado por el hombre para llevarla al cine, a cenar y al gimnasio, para que se mantenga en forma. El resto lo guarda celosamente.

Después de unos meses –explican los académicos– el explotador manda a la mujer a la frontera o a Estados Unidos, debido a que las ganancias se duplican. Aprovechando la lejanía, el hombre va tras una nueva conquista. Y repite el ciclo, hasta tener cuatro o cinco mujeres, que es el promedio.

Con ello, los ingresos semanales de los padrotes llegan hasta los 50 mil pesos. Este dinero es despilfarrado en las comunidades de Tlaxcala, pero también termina en los bolsillos de los vecinos del lenón. Grandes construcciones, borracheras, fiestas patronales, compra de coches, todo este dinero se extiende en la población. Y así, los explotadores se ganan el respeto de sus semejantes.

El padrote mantiene una vida itinerante. Debido a que nunca tienen a dos mujeres trabajando en un mismo sitio, logran hacerse de la capacidad de pasar algunos días con aquella que esté en Estados Unidos, otros días con la de la frontera, un par más con la de Puebla… A todas llenan de regalos y atenciones.

Aunque rara vez ocurre, las mujeres llegan a abrir los ojos y abandonan a su padrote. A eso se le llama “estar quebrado”. No obstante, en la mayoría de las ocasiones las damas regresan a la prostitución y sólo cambian de explotador, debido a su alta necesidad de paternalismo, originada con el maltrato o falta de atención en su infancia.

La impunidad está presente en todo este ciclo. Los padrotes no sólo se ganan a sus vecinos, sino corrompen a las autoridades, respaldando sus campañas. Y más allá, se han dado casos de padrotes que obtienen puestos públicos de regidores o hasta presidentes municipales. De sobra está decir que su línea de influencia llega al gobierno de Tlaxcala y a las autoridades de Derechos Humanos.

La vida útil de un padrote termina alrededor de los 50 años, cuando se esfuma su capacidad de conquista. No obstante, a esa edad tienen la suficiente experiencia, conocimiento y contactos para enseñar a los más jóvenes o a sus familiares, y así nunca se retiran de “su trabajo”.

“¿Cómo lo hacen?”, preguntaron los investigadores a los padrotes. Muy sencillo, respondió uno de ellos, “matando el sentimiento”. Y, en efecto, el padrote suprime su vida emocional, rompe cualquier vínculo con las mujeres que prostituye.

Todo es actuación, para seducir tanto a las mujeres como a su comunidad.


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