viernes, 21 de noviembre de 2008

LA FUERZA DEL ARTE CONTEMPORÁNEO

Por Souren Melikian 
Del International Herald Tribune - NY, 2008 /  Tomado de adn cultura 
La semana en la que Sotheby´s y Christie´s vendieron arte contemporáneo por valor de más de 238 millones de dólares en dos sesiones, cuando la economía global parecía en irrevocable crisis, será recordada por todos aquellos que tienen intereses en el mercado del arte. Nunca ha sido más flagrante la divergencia entre la economía en general y el mundo de las subastas. Es cierto que hubo momentos más gloriosos en el pasado reciente. En mayo, las ventas de ambas firmas sumadas alcanzaron los 710 millones de dólares, una cifra sustancialmente mayor que la recaudada la semana pasada. Pero tradicionalmente el arte se considera un lujo prescindible y, dentro de esa categoría, el arte contemporáneo se considera un campo de mayor riesgo que el resto. 

Cuando empezó la subasta de Sotheby´s, el martes 11, había inquietud en la sala. Tal vez todos estuvieran pensando en el Dow Jones, que había caído un cinco por ciento ese mismo día. La subasta era conducida por Tobías Meyer, director internacional del departamento de arte contemporáneo de Sotheby´s. El primer lote, un mapa mundial de colores brillantes sobre tela bordada en Kabul sobre un diseño supervisado por Alighiero Boetti, se vendió bien, en 866.500 dólares, pero la construcción de yeso y acero hecha en 2004 por Rachael Whiteread no tuvo siquiera una oferta. 

Después las cosas mejoraron. Nice´n Easy , de John Currin, fácilmente podría haber quedado sin vender. La imagen de una mujer desnuda, de pie y riéndose mientras acaricia a otra joven, parece una parodia de una de las escenas de Lucas Cranach de damas vestidas del Renacimiento. Pero se convirtió en la obra más cara del artista en una subasta, al venderse por 5,45 millones de dólares. Wishing Well , de Jeff Koons, otra obra paródica, fue la siguiente. El espejo en un pesado marco de madera dorada, una versión exagerada del rococó del siglo XVIII, fue producido en 1988. ¿Acaso el humor aliviaba el espíritu sombrío que predominaba esa noche? Aparentemente sí, ya que suscitó varias ofertas antes de alcanzar los 2,15 millones de dólares. Al día siguiente, en Christie´s, el Buster Keaton de Koons se vendería por 4,33 millones. 

En Sotheby´s, varias obras fueron para postores únicos. Por ejemplo Beggar´s Joy, una pintura expresionista abstracta de Philip Guston, fechada en 1954-55, fue para un admirador solitario que desembolsó 10.16 millones de dólares, estableciendo un récord de subasta para ese artista. La regla del postor único siguió vigente cuando se estableció un tercer récord internacional. Las tres placas metálicas verticales de Richard Serra que forman parte de una serie denominada Props consiguieron 1,65 millones de dólares. 

En la conferencia de prensa, los directivos de Sotheby´s no se manifestaron con su acostumbrado entusiasmo. Alguien comentó que el total obtenido esa noche, un poco más de 125 millones de dólares, era casi el mismo que en noviembre de 2006. Fueron demasiado modestos, pero no hubieran podido expresar en público el verdadero logro de ese día: que el arte contemporáneo había conseguido evitar el colapso que muchos temían. Y que había logrado precios enormes, aunque fueran entre un 40 y un 50 % más bajos que los de las subastas de la primavera boreal. 

La subasta de Christie´s, un día después, proporcionó pruebas definitivas del asombroso vigor del mercado de arte en medio de la adversidad económica global. El total, 113,62 millones de dólares, fue un 10% inferior al de Sotheby´s debido a que un peso pesado, Study for a Self-Portrait , de Francis Bacon, de un valor estimado entre los 30 y los 35 millones de dólares, no fue adquirido. La extravagante estimación establecida con anterioridad a la tempestad financiera evidentemente no había sido corregida, y actuó como elemento de disuasión. 

Lo que diferenció la sesión de Christie´s de la de Sotheby´s fue la atmósfera. Conducida por Christopher Burge, la subasta despegó rápidamente. Study for Great American Nude #20 , de Tom Wesselmann, un pastel de gran tamaño, sorpresivamente llegó a 986.500 dólares, una suma impresionante para una obra sobre papel. Sólo uno de los primeros 10 lotes quedó sin vender, en tanto hubo intensa competencia para la adquisición de las otras obras. 

Abstract Picture , una obra de Gerhard Richter de 1989, provocó un estallido de entusiasmo inigualado en esa semana. Una prolongada competencia de postores elevó su precio a los 14,86 millones de dólares. Uno de los cuadros estilo comic de Jean-Michel Basquiat, Untitled (Boxer)provocó un entusiasmo similar y llegó a los 13,52 millones de dólares. Fue seguido por una de las composiciones abstractas decorativas de Yayoi Kusama, (N° 2) , pintada en 1959. La obra estableció un récord mundial para la artista en la asombrosa suma de 5,79 millones de dólares. 

Yves Klein alcanzó los 2,77 millones de dólares -un día después de vender en Sotheby´s su obraArchisponge por 21,36 millones- y un móvil de Alexander Calder, Ostrich , se vendió por 1,76 millones, casi el doble de su estimación superior, en el momento en que, de repente, naufragó la feliz atmósfera que reinaba en la sala. 

Un Lucio Fontana, bastante atípico, no cosechó ofertas. Y se produjo un verdadero shock cuando el Bacon no se vendió. Eso cortó el ritmo. De los 10 lotes siguientes, siete quedaron sin vender, como si la concurrencia se hubiera paralizado. Aún así, transmitió un mensaje inequívoco: el mercado del arte contemporáneo había resistido. 

[Traducción: Mirta Rosenberg] 

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