viernes, 21 de noviembre de 2008

LA MODA DE LA POLÍTICA Y SU ORIGEN CUBANO


Narciso Rodríguez, el diseñador que creó el vestido de Michelle Obama

De origen cubano, el diseñador estadounidense se crió en Nueva Jersey y trabajó para Anne Klein, Calvin Klein y Cerruti.

Fue en 1996 cuando su nombre saltó a la fama tras conocerse que fue el diseñador del refinado vestido con el que Carolyn Bessette (una de sus íntimas amigas) se había casado con John Kennedy Jr. El boca a boca hizo el resto. Las celebrities comenzaron a pedir sus trajes, con latinas como Salma Hayek, Jessica Alba y Eva Mendes a la cabeza, y Sarah Jessica Parker, Claire Danes o Rachel Weisz detrás. Su estilo -de líneas simples, discreto y de buen corte- es admirado y aplaudido en lugares tan disímiles como Norteamérica, Europa, Asia y Brasil.

En 1998, y durante algunas temporadas, le aportó su visión a la colección prêt-à-porter de Loewe en Europa. Sin embargo, empecinado en sacar su marca adelante, decidió volver a Nueva York y consolidarse. Allí recibió un apoyo importante. En un movimiento estratégico ideal, en 2007 se asoció con la firma inversora Liz Clairbone Inc. y mantuvo su autonomía como director creativo. "¿Mi consejo para los diseñadores que vienen? Creo que el negocio de la moda hoy se ha vuelto tan dificultoso que necesitás tener un buen socio para tener éxito y para mantenerte enfocado en lo importante: diseñar", destaca.

"Ideo para hombres y para mujeres y, al hacerlo, me inspiro en las dualidades presentes en ambos: la fuerza y vulnerabilidad, la crudeza y el refinamiento, la simplicidad y la complejidad", enumera el diseñador.

Ahora de nuevo y tras lucir Michelle Obama en la misma noche en que fue declarado su marido nuevo presidente de los EEUU su nombre vuelve a sonar con mucha fuerza y todo indica que será uno de los diseñadores que impondrán su estilo en esta nueva América.

Y es que su propia filosofía sobre el glamour se identifica con las nuevas propuestas que han llevado a Obama a la Casa Blanca. Para Rodríguez, el glamour no lo aporta un diseñador o el lujo sino en la propia capacidad de la mujer para sentirse bien. "Cuando una mujer se ve bien y se siente bien, ahí es cuando se ve más fuerte y con más autoconfianza. ¡Y eso es justamente de lo que se trata el glamour!", remata Rodríguez.


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