martes, 10 de febrero de 2009

"GIGANTE" RECIBIDA POR TODO LO ALTO EN LA BERLINALE

Biniez, junto a los dos protagonistas de su película, Horacio Camandule (de anteojos) y Leonor Svarcas

Por Diego Batlle 
Enviado especial de lanacion.com

BERLIN.- En medio de tantas películas ampulosas e infladas (desde todo punto de vista) que abordan temas "importantes" y "trascendentes", como los que presenta la sección oficial de esta 59a. edición de la Berlinale, la exhibición de una modesta, sencilla y querible historia de amor como la que propone la coproducción uruguayo-argentina Gigante resultó una bienvenida rareza que el público y la crítica supieron saludar con generosos aplausos.

Esta ópera prima del argentino Adrián Biniez (residente en Montevideo desde hace cinco años) narra la historia de Jara (Horacio Camandule), guardia de seguridad que trabaja por las noches en un supermercado. A través de las cámaras de vigilancia se enamora y se obsesiona con Julia (Leonor Svarcas), una de las empleadas de limpieza del lugar. El "gigante" del título no se anima a establecer contacto con su objeto del deseo y continúa con su práctica voyeurista (también la sigue por la calle) hasta que un conflicto gremial provocará un brutal cambio en su actitud.

Con una puesta en escena muy rigurosa y cuidada (que incluye la utilización de las imágenes de las cámaras de seguridad como parte esencial del relato), Biniez saca el máximo provecho de sus dos intérpretes (de formación teatral y escasa experiencia en cine) y apuesta por un tono liviano y por momentos cómico, que evita caer en el comentario obvio sobre la soledad e incomunicación social.

Visiblemente nervioso (hasta el extremo de una disfonía casi total), Biniez explicó: "Si bien un ámbito laboral tan cerrado como el del supermercado y, más aún, en horas nocturnas tiene un sentido claustrofóbico, mi idea era sostener un relato luminoso y hasta algo inocente. Las cámaras no me interesaban como forma de vigilancia, sino como extensión del deseo, como manera de transformar a la mujer en un fantasma, en un rompecabezas para armar. Quería mostrar la mirada humana que hay detrás de toda cámara".

Realizada por Control Z Films, la productora uruguaya que comenzó su andadura con "25 Watts" y produjo, entre otras, la multipremiada "Whisky" y "Acné", la ópera prima de Biniez, argentino de 34 años radicado desde hace cinco en Montevideo, contó con la coproducción e Alemania, Holanda y Argentina. 

Según explicó el productor Fernando Epstein, se trata de la cuarta ópera prima que produce. "Pero respecto de las anteriores esta es una historia más liviana y más luminosa. Y eso es lo que nos atrajo".
 

Abucheos

La contracara de Gigante fue Mammoth , un film que recibió uno de los más largos y sonoros abucheos en la historia del festival. 

Con un gran despliegue de producción, actores famosos (Gael García Bernal y Michelle Williams) y una compleja una estructura a lo Babel con subtramas que transcurren entre Nueva York, las Filipinas y Tailandia, el danés Lukas Moodysson ( Fucking Amal Together ) ofrece una pretenciosa y soporífera exploración de temas tales como la explotación laboral de los niños del Tercer Mundo, los abusos del turismo sexual o la situación familiar de una empleada doméstica que trabaja en un loft del Soho de Manhattan para una pareja de millonarios con conflictos profesionales y existenciales.

Fuera de competencia, por su parte, se presentó Bellamy , el nuevo trabajo del veterano director francés Claude Chabrol, que -más allá de sus hallazgos y limitaciones-, ofrece otra extraordinaria actuación de Gérard Depardieu, en el papel del detective del título que, en medio de unas vacaciones, se obsesiona por el extraño caso de un fugitivo (Jacques Gamblin) que lo contacta y de a poco le va contando su historia. Si bien en primera instancia surge como una trama policial en la línea de las obras de Agatha Christie, el realizador de El infierno La ceremonia La flor del mal , opta por concentrarse en las reacciones del protagonista y en la relación con su esposa Françoise (Marie Bunel) y su patético medio hermano (Clovis Cornillac). Otra muestra de la vigencia y el talento incombustible de Chabrol.


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