viernes, 13 de febrero de 2009

LA MEJOR DEFENSA ES LA CONTRAOFENSIVA

Con el "corazón partido" pese a las "tácticas defensivas 101"
© Emilio Bernal Labrada( Todos los derechos reservados por el autor ) by the way

Ya sé, ya sé lo que están pensando. Que me he vuelto más loco que un cabro (acento en la a, no piensen mal)... Pero me limito a repetir lo que oigo y leo. Créanme que así lo he leído y escuchado, en la prensa y los noticiarios televisivos. (Para los lectores de Mundo Latino, aclaro que me refiero a la prensa hispana de Estados Unidos, donde la injerencia del inglés en el español es mucho más fuerte que viceversa.) 

Y si no, me remito a los hechos. Lo de "corazón partido" es, obviamente para los que vivimos en un país mayormente anglohablante, una versión literal de broken heart, que en nuestra cultura no se usa porque carece del sentido figurado que tiene en inglés. En nuestro idioma eso se llama "desengaño amoroso", "desilusión sentimental" o sencillamente "decepción". Lo único que se le aproxima es cuando decimos que algo nos "parte el alma", que es, por cierto, lo que nos pasa al oír semejantes dislates, dichos cuando tratan de disfrazar la lengua de Cervantes poniéndole ropajes de Shakespeare . 

Pero bueno, volvamos al tema. Leo un artículo sobre los intríngulis legales y sexuales del Presidente Clinton, obra del destacado columnista William F. Buckley, en que hacía él --perdón, el traductor, o mejor, como dicen los italianos, il tradittore, o sea el traidor que nos regaló su subversiva versión-- la siguiente afirmación: "Tácticas Defensivas 101 figura entre las materias de estudio bien conocidas de la señora Clinton". Muy bien. Pero con ello el hispano que desconozca la cultura norteamericana se queda en el aire, pues eso de "101" no dice absolutamente nada. Habría que saber algo del plan de enseñanza universitaria estadounidense para estar enterado de que el nivel primario de una materia se indica con "101", clave numérica que va subiendo según avanza la dificultad del estudio. 

Ahora bien, en el contexto de la columna, "Tácticas Defensivas 101" no corresponde al remedio que ustedes se imaginan para esquivar esos chascos y despechos que nos depara la vida sentimental. Es, más bien, el remedio por el que, según el sagaz columnista William Buckley, opta "la señora Clinton, abogada experimentada, [para] desacreditar al fiscal especial" en la operación de ponerle la soga al cuello al escurridizo zorro de su marido. Todo el mundo sabe que ante el tribunal de la opinión pública no gana la razón --y menos la justicia--, sino el que mejor sepa manipular esos sentimientos a que aludíamos, que anidan en el ingenuo corazón popular --siempre dispuesto a pensar que las cosas son color de rosa, a creer que el bien ha de triunfar sobre el mal--. (Como lo pensaban los cubanos cuando les cayó el mal de lo que, con su proverbial "relajo", llaman la "robolución", y antes de ellos los judíos, cuando creyeron que Hitler no sería capaz del masivo exterminio que abiertamente les prometió.)

En otras palabras, lo que nos quiso dar a entender el columnista es que, como solía decir Sherlock Homes, resulta "elemental" en cualquier caso--tratándose en este de la señora del presidente--, que para defenderse de una acusación la mejor estrategia es desacreditar al que plantea los cargos. Vale decir que la mejor defensa es la contraofensiva. 

Es evidente, pues, ahora que conocemos la clave y para seguirle la corriente a este engorro, que habrá que darle a ese "trujamán" --término antiguo que parece cuadrarle mejor que "traductor" al autor del desaguisado-- un curso de "Traducción 101" como autodefensa contra la borrasca con la cual pretende asaltarnos el corazón (sin "partir") que nos mueve y conmueve el alma hispana que impulsa nuestro devenir en este "mundo ancho y ajeno" --como decía el gran escritor peruano Ciro Alegría--, en que le toca vivir al español de nuestros días.


tomado de mundolatino.com

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