miércoles, 29 de abril de 2009

METRO DE PARIS: RECORDAR ES VOLVER A VIVIR


UN RECORRIDO CULTURAL POR EL METROPOLITAN DE PARIS

POR  Por ISABEL SANCHEZ (SOITU)

No es el más antiguo del mundo, ni el más extenso, ni (a pesar de los esfuerzos de la RATP —consorcio de transporte en la Île de France—) el que mejor funciona; pero todos sus usuarios coincidimos en que tiene un encanto que envidia el resto de metros. Y esto lo notas enseguida, antes de entrar. Sus características bocas de metro en hierro forjado estilo 'art nouveau' han hecho del 'métropolitain' un emblema de la ciudad, que aún conserva 86 de las entradas originales que Guimard diseñó en 1889, antes de su apertura.

Una vez dentro del subterráneo, el impacto estético continúa. Es cierto que el estilo definido en sus comienzos no ha logrado conservarse a lo largo de todo el trazado, y el resultado es que nos vamos encontrando con la publicidad y la suciedad que se espera de un metro de gran ciudad. Pero lo que no esperamos son las sorpresas decorativas de algunas de sus 300 estaciones en uso.

La primera en ser "disfrazada" fue Louvre, que ya formaba parte de la primera línea abierta en 1900. Fue en 1968 cuando la ahora Louvre- Rivoli empezó a exponer en sus muros réplicas de las más conocidas obras de arte del museo que le da nombre. La estación de Varenne (línea 13) sigue su ejemplo y hace lo mismo con las obras del cercanomuseo Rodin. Arts et Metiers sorprende al viajero sumergiéndolo en un mundo de ciencia ficción inspirado en Julio Verne. El dibujante belga de cómics François Schuiten la vistió de este modo, ofreciéndonos un viaje alternativo en cada ojo de buey de sus muros. No olvidéis asomaros, ¡todos son distintos!

Otras estaciones de las llamadas "culturales" son Bastille (línea 1), cuyos muros conmemoran el bicentenario de la Revolución Francesa; Bonne Nouvelle (líneas 8 y 9), de ambiente cinematográfico; Cluny-La Sorbonne (línea 10), consagrada a los escritores del Barrio Latino o Parmentier (línea 3) que nos explica la historia de ¡la patata! Y muchas más...

La Gare de Châtelet-Les Halles sorprende siempre, aunque no por su decoración. Se trata dela estación subterránea más grande del mundo y es el nudo central del transporte en Île de France. Con cinco líneas de metro y tres de RER (el expreso regional parisino) ve pasar cada día a más de un millón de usuarios apresurados. Cintas transportadoras al estilo de un aeropuerto facilitan la movilidad por los interminables pasillos de correspondencia. Quizás lo más difícil aquí es encontrar el cartel de dirección correcto en su enorme hall, por lo que es muy normal cruzarte con miles de turistas confundidos a lo largo del día. Los pintorescos PILI ayudan en estos casos. Son mapas del trazado de metro que con pequeñas bombillas iluminan la ruta a seguir con sólo pulsar la estación de destino. Empezaron a funcionar en los años 30 por lo que ya no encontramos muchos. El equivalente actual es la web de la RATP que, si bien no tiene ese encanto, es una especie de oráculo para los viajeros que desde su móvil la consultan cada día.

Pero perderse en las entrañas de este suburbano no tiene por qué ser un drama: son muchos los músicos de todo tipo (acreditados o no) que encuentras en pasillos y andenes, haciendo agradable tu vuelta al camino correcto. Hasta hace poco, los usuarios del metro parisien pudieron votar por su favorito en un concurso musical que ha llevado a Alex Balduzzi, el ganador, al escenario de un club de moda parisino.

Encanto aparte, el metro de París es rápido y seguro. Las esperas en el andén no superan los dos minutos en hora punta y se trabaja para evitar los accidentes que en algunas ocasiones dificultan su funcionamiento normal. La línea 14 es el mejor ejemplo de lo que se espera que sea el subterráneo en un tiempo. También conocida como Météor (Métro Est-Ouest Rapide), la 14 se conduce sola (si subes al primer vagón te sentirás como un auténtico conductor de metro) y las estaciones a las que sirve cuentan con un dispositivo de puertas automáticas en los andenes que impide caídas o suicidios. Toda la línea tiene un aire futurista donde espacio y la transparencia conviven con algunas sorpresas, como el exótico jardín integrado en la Gare de Lyon.

Hemos dicho que París tiene 300 estaciones en las que apearnos, pero lo cierto es que los puntos preparados para el descenso son 384. Estaciones que dejaron de usarse o que ni si quiera llegaron a abrirse son las que se conocen como stations fantômes (fantasmas).Algunas pueden verse desde los vagones; otras, como Haxo ni siquiera cuentan con accesos desde el exterior. Todas despiertan la curiosidad y estimulan la imaginación de los parisinos, que las han convertido en carne de leyenda.

Quien es ya, indiscutiblemente, una leyenda del metro de Paris es el lapin du métro parisien,un conejito rosa que en pegatinas adheridas a las puertas advierte desde 1980 (en varios idiomas) del peligro que supone acercar tus manos a la mismas. Dirigido en un principio a los niños, tiene fans de todas las edades y no es raro, en los comienzos del curso escolar, encontrar algún novato de las Grandes Écoles parisinas luciendo sus orejas largas y rosas.

Además de ser la mejor forma de moverse por la ciudad, el métropolitain ofrece muchas sorpresas a los viajeros. Con sólo un plano y un poco de 'attention à la marche en descendant du train' (el 'Mind the Gap' parisino) el desplazarse de un sitio a otro resulta fácil, ecológico y hasta divertido.

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