Bien merecida tiene 'La clase' la Palma de Oro. A través de ella asistimos a una catarsis colectiva. Nos pone en la pantalla un proceso vital imposible de vivir, especialmente si uno le tiene pavor a enfrentarse con la fiera de estos niños adolescentes. Otros le hacen ascos a la sangre y pueden ver 'House' sin marearse. Los alumnos se lo ponen, por ley y biología, todo lo difícil que pueden a la dirección del colegio y a cada uno de los enseñantes que pretende hacer de ellos gente de bien y de provecho. Contra los muros del Instituto se estrellan todos los conflictos latentes y patentes de un barrio parisino más bien humilde, cargado deemigración mal integrada. Allí se almacena mucho resentimiento contra la antigua colonia, contra un mundo que hoy les forma y mañana les condena al paro o la sobreexplotación. Nos suena, ¿verdad? Lo que vale para nuestros vecinos galos aquí puede ser todavía más crudo, si no, al tiempo.
Hay que ver 'La Clase' por muchas razones. Otra más de las ya dichas es que el director se pasó un curso entero haciendo talleres para que los alumnos fueran naturales a la hora de interpretar. Juntos fueron dando forma a un guión en el que a la hora de rodar estaba todo escrito. ¡Qué magnífico trabajo de dirección de actores y de ellos mismos¡ Al director, nada más ver la película, tuve la oportunidad de preguntarle: ¿Qué hay de improvisación documental y qué de guión elaborado en su película? La respuesta: "mitad y mitad". Esto significa, como resultado, verdad y veracidad. Lo máximo que se le puede pedir a una película que desde esa verdad emociona. ¿Quieren más razones? Vayan a verla. 'La clase' es una lección de cine europeo y civilización contemporánea.
Valoración: 8/10
La reseña de Federico Volpini
Confieso que el letrero "basado en un hecho real", si no llega a sacarme del cine, sí me hace entrar en la película con abierta desconfianza. Confieso que de mis semejantes lo que me interesa es lo que piensan, lo que maquinan, lo que inventan, mientras que sus vidas me tienen sin cuidado. Como espero que a los demás les tenga sin cuidado la mía. También a mí, de paso, salvo para vivirla. Confieso, en otro orden de cosas, que deseo que se me manipule. Es como la comida. No siempre, pero la mayoría de las veces la prefiero cocinada. La manipulación. 'Steak-tartare' mejor que carne cruda. Dicho lo cual, entremos en ‘La clase’. A que nos pasen lista.
La naturalidad es tal en profesores, alumnos, en la puesta en escena, queno podría ser una 'cámara indiscreta'. La cámara indiscreta tiene eso: que retrata de una manera artificiosa. Lo artificioso es la consecuencia ineludible de mirar lo natural, porque lo natural es por definición algo que no se mira. Lo que se hace para que los demás lo vean es espectáculo. No hay manera mejor de alejar a alguien de una escena que hacerle mirar por el ojo de la cerradura. Es una escena en la que no se participa. Así que 'La clase' no es ni se parece a un documental, es artificio que intenta remedar lo cotidiano de la única forma en que lo cotidiano resulta natural: artificiosamente. Lo que vemos no son —aunque lo sean— profesores o alumnos. Son actores todo el tiempo que la cámara está. Y ese artificio es lo que le confiere naturalidad.
¿Tiene el cine que retratar la vida? ¿Es tanto más o tanto menos cine en cuanto la trasciende, juega con ella, le hace un guiño, explora sus imposibilidades, la halaga en lo que tiene de falso y placentero? Para limitaciones y exclusiones, bastantes padecemos cada día.
Valoración: 8/10
Ficha técnica
- Título original: 'Entre les murs'
- Dirección: Laurent Cantet
- País: Francia
- Duración: 128 minutos
- Año: 2008
- Género: Drama social
- Guión: François Bégaudeau, Robin Campillo, Laurent Cantet (Libro: François Bégaudeau)
- Producción: Caroline Benjo, Carole Scotta
- Interpretación: François Bégaudeau, Nassim Amrabt, Laura Baquela, Cherif Bounaïdja Rachedi, Juliette Demaille
- Fotografía: Pierre Milon
- Montaje: Robin Campillo
- Trailer de la película
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