viernes, 6 de junio de 2008

UN RELATO HABANERO II

cuadro de enrichernaez
PRIMERA PARTE del relato aquí.

Anabel tripe A, (segunda parte)

(...) Luego de pagar la cuenta Héctor Vidal, Anabel y Yorick han tomado un taxi ruta Vedado/ Playa para quedarse a la altura de la calle 26 con 23 y luego caminar. Las muchachas se les unirán mas tarde. El trayecto a pie por la ligera pendiente que forma la calle 26 en su ascenso hasta el interior de Nuevo Vedado ha sido igual de ameno que la estancia en el café. Yorick ha estado simpatiquísimo y mordaz. Héctor Vidal y Anabel han caminado tomados de las manos. Muy románticos.

La casa es un segundo piso de diseño moderno con muchos espacios, acceso a luz natural y excelente ventilación. El toque especial. La locación espectacular, el no va mas es la terraza. Un área de unos tres metros cuadrados cercados y con enredaderas sobre un farallón dentro del bosque y con el rió a los pies. Diez, quince metros más abajo.

-¿Les gusta? ¿Quieren tomar algo?

Anabel esta encantada. Héctor Vidal también esta impresionado.

- Tengo té de mango, un vinito medio comercial, café, agua mineral y las chicas cuando lleguen traerán algo más fuerte.

- ¿Se puede fumar aquí? – Héctor Vidal esta recostado a la meseta de la cocina. Anabel con la espalda en la pared esta de frente a el. Junto a ella Yorick.

- Claro. Claro que se puede fumar aquí. No faltaba más. La dueña, que es mama de una amiguita mía tenia una planta bellísima en la terraza. Antes de marcharse a Londres la corto. Creo que nos vamos a llevar muy bien. Que haremos una familia muy linda.

Héctor Vidal lía el cigarro. El agua en la tetera hierve. Yorick pone una bolsita de te de mango dentro de cada taza. Unas tazas verdes de cerámica fina y lo coloca todo en una bandeja. Luego los invita a ir a la terraza. Dos cucharadas de azúcar para Héctor Vidal, una para Anabel.

- Estoy haciendo dieta- dice- por eso no le pongo azúcar a nada. Solo al café por que es muy amargo. Pero muy poco, muy poco – Héctor Vidal ha encendido el cigarro. Ahora lo tiene Anabel que espera que Yorick termine de hablar para pasárselo.

Desde el bosque llega el olor húmedo y fresco de la tarde. Entre los árboles el sol poniéndose suave, lento sobre el mar.

- Es una locura el té de mango esteAnabel esta tumbada en una butaca de mimbre desvencijada y sin patas. Habla por el placer de hablar. De escuchar sus propias palabras como chocan unas contra las otras.

- ¿Cuánto pagas entonces?

- Yo pago ochenta. Pero la dueña mi amiga. Bueno mi amiga no, el esposo de mi amiga dice que esto esta bueno en ciento sesenta y con que cuenta la cucaracha. Por eso es que estoy buscando con quien compartir por que el tipo tiene a mi amiguita tonta y si en un mes no ve los cientos constantes y sonantes se me acaba el Nuevo Vedado y la terraza y el bosque y hasta el te de mango. . .

-¿El té de mango. . .?

-El té de mango vino junto con la casa mi amor. Tú sabes que los ingleses y los hindúes siguen muy conectados aun. Así que. . .

- ¡Ya!

- A mi me gusta el lugar – Héctor Vidal a salido de su letargo contemplativo y se integra a la conversación – pero si me meto en esta historia quiero saber cuales van a ser las condiciones. Nosotros somos una pareja.

-¿A que te refieres con condiciones?

- A condiciones. ¿Cuál será nuestra habitación? ¿Cómo vamos hacer con la tarifa de teléfono? ¿A que hora son las visitas? Las cosas normales de compartir renta. Las reglas.

La noche ha caído Héctor Vidal ha liado otro cigarro y de vuelta a la cocina. Yorick prepara unos espaguetis con atún en salsa de tomate. Anabel esta en la sala, en el teléfono hablando con su madre.

- No, no se si voy a volver hoy. . .

- Mama por favor.

- Mama yo te llamo para que no te preocupes, no para que me agobies

- Claro que estoy bien mama

- Si mama

- Si

- Si mama

- Un beso

- Yo te llamo luego

- Lo prometo.

-Chao.

-Si

Cuelga el teléfono y corre a la cocina. La mezcla del humo de la ganja y la salsa de tomate con atún llenan cada espacio de la cocina y la casa. Besa a Héctor Vidal y se hace con el porro. La puerta de la sala se abre y un coro de voces de mujer irrumpe en la estancia. Son el sequito de Yorick. La muchacha de la pierna chueca y el pelo rojo. La chica alta con tipo de modelo y la negra del afro. Entran a la cocina repartiendo besos, sonrisas.

-Huele muy bien aquí. Muy bien- la negra habla como si tuviese un caramelo dentro de la boca. Con palabras dulces. Redondas.

La de la pierna chueca saca de su cartera una botella de vodka y una caja de jugo de naranja y las pone dentro de la nevera.

Héctor Vidal lía otro cigarro. La modelo se va a la sala y se instala en una de las butacas tras una revista. La salsa de los espaguetis ya esta casi a punto. El ajo refrito junto a la cebolla, el perejil y el tomate. El atún macerándose. Anabel esta colocadísima y se ha ido de vuelta a la terraza. La chica de la pierna chueca y el pelo rojo se le une al rato. En la cocina Yorick, la negra del afro y Héctor Vidal vuelven a fumar. Esta vez, acompañan el cigarro, el con un café, Yorick y su amiga con un destornillador a base de vodka y jugo de naranja al que han puesto dentro unos cubitos de hielo.

En la terraza Anabel y la chica de la pierna chueca que es todo un ejemplo de tenacidad y fuerza para ella conversan.

- Eres tan bonita y tan no se. Quisiera tener palabras para decirte muchas, muchas cosas, te admiro tanto.

La muchacha la mira desde sus ojos verdes y sonríe.

-Gracias, me halagas. Tu también eres muy bonita e imagino que valiente también- mientras le habla le acaricia el pelo. Suave, siguiendo la trayectoria natural de cada rizo. Enredándolos en sus dedos. Mirándola firme y profundamente desde el verde de sus ojos tristes.

Desde el interior de la casa llegan las voces y la música. Desde el bosque y el rió los ruidos de la noche. Los fantasmas.

Konec
Félix Mauricio Sáez Rodríguez.

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