David Blanco
"No quiero límites"
Músico, instrumentista, productor, arreglista, compositor, este joven artista se define sobre todo como un cantante en perenne renovación
Por: GILDA FARIÑAS RODRÍGUEZ
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Fotos: MARTA VECINO y cortesía del entrevistado
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Cuando sugirió vernos en su casa, acepté gustosa. Conocer a David Blanco en la intimidad del hogar me atrajo tanto como su personalidad. Este intérprete veinteañero, que puntea las actuales tendencias musicales en Cuba y es niño mimado en tierras europeas, fue una completa revelación para mí.
"Dueño y señor del escenario". |
Junto a su fama, juventud, buena figura y cierta imagen de chico sensual y altanero, coloca suficiente gentileza, sencillez y campechanería como para corregir cualquier prejuicio.
Toqué la puerta mientras tomaba aliento, tras escalar los tres pisos hasta el apartamento que comparte con sus padres y el hermano, en el barrio habanero de Nuevo Vedado. De un solo vistazo la advertencia salta a la vista. Abundante presencia de libros, folletos y discos descubren la devoción con que la familia Blanco reverencia la música.
Quizá ese detalle explique la capacidad desmesurada de David para trabajar. También sus vínculos con la música culta y de concierto.
"Yo vengo de una familia de músicos; siempre he tenido, en mi casa, mucha información musical a mi disposición. Mi bisabuelo español, era maestro de capilla; mi abuelo, violinista de la Sinfónica y mi madre, musicóloga."
"Con siete años comencé a estudiar el violín. Y al cumplir 14 ya era instrumentista de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil, lo cual me agradaba particularmente al poder interpretar a los grandes compositores del mundo."
Sin embargo, David, nacido el 10 de febrero de 1980, reconoce en su papá, profesor de Sistemas Informáticos, de la Universidad de La Habana, la persona que lo adentró en el gusto por el llamado estilo popular.
"Él gusta más de esa música, -Rolling Stone, Beatles, Rubén Blades…-. Aquella influencia suya fue muy fuerte para mí. De hecho, aún adolescente integré la banda de rock A-19. "
-¿Ese tránsito de tu carrera por diferentes agrupaciones -sinfónicas, rockeras hasta de música más fusionada-, significa inestabilidad o definición?
-Aquel fue un momento de definiciones en mi vida; fundó las bases de lo que soy hoy. Tal vez fuera más inestable de no haber pasado por orquestas populares, entendiendo y disfrutando esa música.
"La Sinfónica me aportó bastante experiencia en lo clásico. Incluso pudo contribuir a crear la canción Mueve la pachanga. Sin embargo, yo quería trabajar, conocer bien ese mundo de lo popular. Necesitaba probarme, expresarme. Y también para solucionar mis apremios económicos, por qué no decirlo.
"A los 17 años entré a la agrupación de Gerardo Alfonso. Con él mi universo sonoro creció mucho más, pues su trabajo es variado, profundo e interesante. Después vino Moncada donde aprendí, entre innumerables cosas, a tocar frente a miles de personas, y quitarme un poco el miedo que eso representa; hacer música que guste a diferentes generaciones…."
-Tu aval acumula, asimismo, un significativo currículo como arreglista y productor.
-Sí. En la Escuela Nacional de Arte, conocí por primera vez un teclado, y comprobé todo lo que podía hacer al mezclar lo electrónico con lo acústico a través de la computadora.
"De ahí nace mi faceta como arreglista y productor. Ante una canción, escucho detalladamente su letra y significado, cómo suena y el posible resultado final. El piano me abrió las puertas a la instrumentación, fue el elemento esencial. "
-Después que abandonas Moncada, reapareces con tu propia banda. ¿Crees que estabas preparado para asumir esa empresa?
-Con Moncada me sentía muy bien. Toqué piano, trompeta, hice arreglos. Pero yo quería hacer mi grupo, estar solo en el escenario, tomar un micrófono, cantar mis propias canciones, ser dueño y señor de todo eso. Puede parecer vanidoso, pero es lo que quería.
"Necesitaba dar ese primer paso, ser responsable de mí mismo. No estaba preparado para hacerlo; inclusive, todavía no lo estoy. Todos los días trabajo para poder formar bien a mi grupo. No dejo de estudiar, porque el mundo cambia constantemente y de igual manera el gusto del público."
-Tu primer disco, Tengo para dar, refleja sonoridades y estilos de diferentes épocas e interpretes, ¿por qué?
-Esa fue para mí una etapa de mucho movimiento, muy bailable. Por eso este álbum tiene rock al estilo Santana, de los 60, 70. El tema Mueve la pachanga, tiene ritmos brasileños, cubanos, un poco de punto guajiro; sin embargo, la forma de interpretar la canción recuerda en algo a Ñico Saquito.
"A la hora de concebir un número, pienso en lo comercial y conceptual. Cada día, me impongo el gran reto de hacer algo que, primero me guste a mí, después a los demás."
-Cuándo subiste por primera vez a un escenario, ¿pensaste en algún mito musical?
Actuar en importantes escenarios españoles ha puesto a la agrupación en condición de penetrar otros mercados musicales dentro y fuera de Europa |
-La primera vez estaba tan nervioso que solo pensé en mí. Ocurrió el 27 de abril de 2001, en el piano bar Delirio Habanero. El lugar estaba abarrotado de público. Cinco minutos antes de salir a tocar, llamé a mis músicos y les dije vamos a suspender esto porque no es buena idea.
"Por supuesto, ellos desecharon mi propuesta. En realidad, yo quería cantar, pero veía muy complicado tomar el micrófono y hablarle al público. Todavía hoy, aunque ya no siento esas inhibiciones, prefiero cantar más que hablar.
"Acerca de mitos, confieso admiración por Elvis Presley, Freddy Mercury, Paul Mc Cartney, y también de figuras de la música tradicional cubana, como Miguelito Cuní y Tito Gómez. De cada uno de ellos, creo haber tomado algo."
-¿Estás de acuerdo con la fusión de ritmos y géneros, incluso de otros países, en la música cubana?
-Sí, absolutamente. Esa es la revolución de la música. Hay cosas que salen bien y otras no. Pero así ocurre en todas las épocas. El feeling, ¿qué era? Una mezcla del jazz y el blues con la canción cubana. ¿El mambo? La unión del swing de las jazz band estadounidenses de los años 40, con cha cha cha y son.
"Claro, te puedes equivocar; eso también es preciso. En Cuba, por ejemplo, la costumbre es dividir los géneros. Salsa o timba para un lado. Hip hop, balada, rock, rap y hasta la fusión, para otro. La clásica hacia otro. Lo primero, sería pensar que todos, de alguna manera, estamos escribiendo la historia musical de este país.
"En verdad, no toda la fusión es buena, pero la gente requiere aprender, madurar hasta hacerlo mejor. A la par, la sociedad va creciendo, aceptando aquello que antes rechazaba. Lo apreciable, y más complicado, es lograr llegar a miles de personas."
-¿Crees que siempre se divulga lo de mejor calidad?
-Definitivamente no.
-Tu música, ¿es bien promocionada?
-Ahora estoy contento, porque la gente ya me entiende. Al principio fue muy difícil. Tuve momentos de presentarme en una radioemisora, con una maqueta y escuchar cosas como: ‘eres otro más’ o ‘¿quién es este?’.
"Incluso, presenté mis grabaciones a todas las disqueras cubanas y a algunas extranjeras; la única que confió en mí fue Bis Music. Después conocí al español Seju Monsón, con gran experiencia en asuntos de espectáculos. Él fue manager de Rubén Blades, del Gran Combo de Puerto Rico, de Juan Luis Guerra.
"Monsón llegó a Cuba buscando un producto cubano y a la vez internacional. Me eligió. Comencé a trabajar con Latin Soul, primero en el plano editorial, componiendo y firmando canciones para otros intérpretes. Entre las más conocidas, Ella se ama sola, que interpreta el español Sergio Dalma.
A cinco años de haber unido a sus músicos, David confiesa trabajar cada día para terminar de formar su grupo |
"Luego acordamos la parte discográfica. Nuestra primera licencia, salió con Tengo para dar. De este disco, Mueve la pachanga integró Caribe 2004, una producción del sello Vale Music, con numerosos artistas latinos y ventas cercanas al medio millón de copias.
"Más adelante, El despechao, un disco mucho más pensado, muy cubano. Contiene mambo, conga, pilón y temas al estilo de la vieja trova santiaguera. Todo con matices actuales y utilizando bastante la guitarra eléctrica."
-Ahora que mencionas tu entrada al mercado discográfico internacional, ¿pudieras comentar cómo te ha ido en los escenarios europeos?
-Aun cuando mis discos son muy bien vendidos y distribuidos por la promotora Warner Music, no quiero decir: triunfé en España, hice tantas giras y tuve un éxito rotundo. No. Solo digo, estoy trabajando en España para triunfar, como una puerta a Europa y al mundo.
"Por ejemplo, pude contar para la primera gira, con el fuerte respaldo promocional de una radio tan importante como Cadena 100. Los temas se escucharon hasta en los autobuses. De El despechao, la canción Fiesta anunció el verano en Andalucía, a través de la radio Canal Sur de España.
"Así nacieron otras oportunidades, y la posibilidad de tocar en la gala que clausuró el verano, en esa ciudad, la cual se trasmitió a más de cien países. Allí compartí escenario con Diego, el Cigala, David Bustamante, Sergio Dalma, Antonio Banderas...
"Otras valiosas compilaciones, editadas en España, contienen algunos de mis temas. Veranito, Caña Latina, Más y Más, tienen altas ventas a nivel internacional."
-Cuando vuelves la mirada hacia el año 2005 y observas tu carrera, ¿en qué piensas?
-En que fue esencial para mi grupo. Hicimos las dos giras por España. Sergio Dalma me invitó a cantar en un disco suyo. Tengo la compañía disquera Latin Soul trabajando para mí. Veo a una promotora tan prestigiosa como Warner Music confiando y distribuyendo mi música.
"Pienso en la campaña de prevención del sida, que hice en colaboración con el Centro de Educación Sexual y continuaré en 2006. Me siento comprometido con esa labor de ayudar a educar. Porque esos adolescentes y jóvenes que, por miles, te escuchan cantar, suelen hacer más caso a eso que dices, que a sus maestros y padres."
-¿Por qué El despechao para un título discográfico? ¿Te sientes un hombre ‘despechao?
-Solo a veces (risas). No, no. Solo le puse así porque me gusta el sonido musical de la palabra. Como canción tiene ese espíritu de vitrola, de los años 40, 50; una honda de bolerón antiguo, del tipo despechado, sentado en la barra, trago en mano. También del rock and roll actual.
"Nunca pensé en ese título, pero la propia gente ayudó a nombrarlo. Siempre preguntaban por la salida del álbum ‘del despechao’. Yo mismo me divertí mucho escribiendo la letra."
-¿Cuál ha sido tu mayor metedura de pata desde que eres músico profesional?
-Esto nunca se lo dije a nadie. Mi mayor metedura de pata es no haber salido, desde el principio, con las cosas que quiero hacer ahora. Por ejemplo, interpretar un solo de trompeta en un concierto, de piano, de guitarra…
"Cuando estudiaba música, andaba con mi pelo largo, mis botas, mi jeans apretados y la trompeta. Pero, al descubrir que me gustaba cantar, fui descuidando esa parte de mi vida. Además de cantar, que es mi mayor disfrute, el público nunca me asocia tocando esos instrumentos."
-¿Cuándo no haces música, a qué te dedicas?
-A muchas cosas, y trato que lo de hoy sea diferente a lo de mañana, siempre. Me gusta leer, visitar a mi familia en el poblado habanero de Bejucal, ver algo de televisión. Refugiarme en el piano. Escuchar música: Queen, Chick Korea, Jordi Mecina, Rolling Stone, Sting, Van Van y la de mis amigos, además de la tradicional nuestra.
"Estar solo, a veces. Necesito esa soledad, aun cuando puedo parecer egoísta, y disgustar a otras personas, especialmente a mi novia. Esa actitud me trae problemas con ella. Yo le respondo que también quiero extrañarla."
-¿Te sientes un hombre de éxito?
-Simplemente, un hombre afortunado, y eso para mí es éxito. Estoy rodeado de una familia excelente, que me quiere. Me siento feliz con mi novia, mis padres y mi hermano.
"Tengo el cariño de buenos amigos; hago lo que me gusta; puedo subir a un escenario y gustar. Disfruto especialmente ser artista, pues un concierto, para mí, es como hacer el amor. Voy calentando el escenario, deleitándome. Luego comienzo a experimentar sensaciones disímiles y agradables, hasta terminar en lo más sublime y grandioso. Soy feliz así."
-¿Qué más espera David Blanco?
-Seguir experimentando, sin encasillarme en un punto específico. No quiero límites.
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